La despedida fue emotiva, entre aplausos, lágrimas y porras, con una serie de sentimientos encontrados entre todos los presentes.Con el deseo de dar el último adiós a su pastor, Monseñor José Fortunato Álvarez Valdez, segundo obispo de la Diócesis de Gómez Palacio, miles de fieles laguneros abarrotaron la Catedral de Guadalupe.
Autor: ERNESTO RAMÍREZ, publicada el 10 de noviembre de 2018