Él y sus compañeros del staff acrobático entrenan dos horas diarias debido a la exigencia física de los números, pero aún con esta disciplina el panorama es complicado.
Enfrentar la Ley de Circos sin Animales y competir contra las tecnologías, los cines y otros servicios de entretenimiento puso en la cuerda floja a muchos circos mexicanos. Algunos cayeron, pero otros encontraron una oportunidad de reinventarse y sobrevivir con ingenio e imaginación.
Autor: JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ, publicada el 30 de junio de 2017