El discurso agresivo se perdió ayer en la conferencia de prensa. Chávez se desprendió de la metralleta de acusaciones e insultos. Se acartonó al hablar, pero evidenció que las horas que restan para el pesaje, son agonía por la deshidratación a la que está sometido para marcar mañana las 164.5 libras en las que fue pactado el combate.
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El discurso agresivo se perdió ayer en la conferencia de prensa. Chávez se desprendió de la metralleta de acusaciones e insultos. Se acartonó al hablar, pero evidenció que las horas que restan para el pesaje, son agonía por la deshidratación a la que está sometido para marcar mañana las 164.5 libras en las que fue pactado el combate.
El discurso agresivo se perdió ayer en la conferencia de prensa. Chávez se desprendió de la metralleta de acusaciones e insultos. Se acartonó al hablar, pero evidenció que las horas que restan para el pesaje, son agonía por la deshidratación a la que está sometido para marcar mañana las 164.5 libras en las que fue pactado el combate.De pronto las palabras se les terminaron a Saúl "Canelo" Álvarez y Julio César Chávez Jr. Como dos desconocidos que se sientan en la misma mesa, ambos convirtieron la última conferencia de prensa en un acto cordial. En una charla armónica en la que la misión fue enarbolar a México.