Una joven de aproximadamente 20 años desesperada por no tener nada que le autografiara, se quitó un zapato y lo lanzó al “alucinado intérprete”, “Ay están algo violentas” repetía entre risas. Las afueras del hotel eran un auténtico carnaval más no así al exterior del cuarto de Yahir. En el pasillo dos hombres altos, fornidos y vestidos de negro tenían la encomienda de no dejar que nadie se acercara, y lo cumplieron cabalmente. Después de cuarenta minutos de intensas emociones, Yahir se despidió de sus fans y entró a su cuarto dispuesto a seguir con las actividades que tenía programadas.
Una joven de aproximadamente 20 años desesperada por no tener nada que le autografiara, se quitó un zapato y lo lanzó al “alucinado intérprete”, “Ay están algo violentas” repetía entre risas.
Las afueras del hotel eran un auténtico carnaval más no así al exterior del cuarto de Yahir. En el pasillo dos hombres altos, fornidos y vestidos de negro tenían la encomienda de no dejar que nadie se acercara, y lo cumplieron cabalmente.
Después de cuarenta minutos de intensas emociones, Yahir se despidió de sus fans y entró a su cuarto dispuesto a seguir con las actividades que tenía programadas.Foto: Julio Hernández
21 septiembre 2003
publicada el 22 de septiembre de 2003