La presidenta nunca se quitó los lentes negros ni dejó de tomarse de las manos con su hija Florencia, mientras detrás las abrazaba el heredero de la dinastía Kirchner, Máximo.
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La presidenta nunca se quitó los lentes negros ni dejó de tomarse de las manos con su hija Florencia, mientras detrás las abrazaba el heredero de la dinastía Kirchner, Máximo.
La presidenta nunca se quitó los lentes negros ni dejó de tomarse de las manos con su hija Florencia, mientras detrás las abrazaba el heredero de la dinastía Kirchner, Máximo.Fotos: AP y EFE
Jueves 28 de junio de 2010