Por más de tres horas, Torreón se convirtió en Oaxaca, la Alameda reemplazó al Cerro del Fortín –donde regularmente se presenta el espectáculo- y los laguneros se hermanaron con los oaxaqueños en una velada para celebrar el Centenario.Cabe destacar que, entre pieza y pieza los artistas obsequiaban frutas, dulces típicos y artesanías al público asistente, como una muestra de que la Guelaguetza es una fiesta para compartir.No podía faltar la célebre Canción Mixteca, entonada por la banda y por el mismo público, en un acto presidido por un importante ritual para hermanar a Torreón y Oaxaca, sellado con la entrega del cántaro al alcalde anfitrión de parte de los representantes del estado visitante y los alcaldes de San Juan y San Jerónimo.Los presentadores no perdieron oportunidad para las campañas publicitarias y el proselitismo político: “Cuando se vaya Ulises vamos a ser más felices, desde aquí una bulla para el Gobierno de Oaxaca”, invitaban a la concurrencia que no tardaba en seguirlos.La Organización de Artesanos Independientes de Oaxaca, fueron los encargados de traer la fiesta más grande de América Latina hasta Torreón.El naranja, el rosa mexicano, el azul y el verde brillaron como nunca en las faldas de las mujeres de la Costa, que con sus zapatos de tacón y sus versos subidos de tono demostraron que en su región “las verdades se dicen como son”.¡Y llegaron los de Ejutla!, de la región de los Valles Centrales con su jarabe ejuteco, sus remolinos de colores y los gritos viriles de los hombres que resonaron en el foro.Tlacolula de Matamoros y sus “Chinas Oaxaqueñas” se hicieron presentes muy dignamente en el festejo, en medio de alegres notas encabezadas por la chirimía (flauta) y el tambor.Las tehuanas istmeñas salieron al templete con sus huipiles bordados en hilo y se llevaron la ovación de la gente, lo mismo que las representantes de Jutla de Crespo, con sus sones del Palomito y de la Culebra y el Jarabe Chentello cantados en vivo y con mucho sentimiento.Una a una se hicieron presentes las danzas y jarabes de las siete regiones de Oaxaca: los Valles Centrales, la Sierra Juárez, la Cañada, Tuxtepec, la Mixteca, la Costa y el Istmo de Tehuantepec, todas con su sabor y colorido muy particular.Se congregaron cientos de personas alrededor de la avenida Allende y calle Leandro Valle desde las 7:00 de la tarde para disfurtar La Guelaguetza.No fue un domingo cualquiera en la Alameda, porque se presentaron al ritmo de la Banda Municipal de San Jerónimo Tlacochahuaya los vistosos trajes de los bailarines de la Compañía Oaxaqueña de Danza Folclórica.Oaxaca ofrendó a Torreón el cántaro de Coyotepec como símbolo de hermandad entre ambos pueblos.No fue el cerro del Fortín, pero sí la Alameda Zaragoza la que se vistió de fiesta para recibir a la Guelaguetza y cumpliendo con su objetivo primordial, que es el de compartir.