María del Pilar Reyes, cargando a su pequeño hijo, se da tiempo para firmar el libro y al ser entrevistada, de manera sencilla y clara asegura: “las autoridades deben dejar de molestarlos, pues cuál es su delito, ser homosexual, es su decisión y debe respetárseles sin juzgarlos, al contrario, hay que respetarlos por su valor de admitir que piensan y sienten diferente”.Por ejemplo, María de la Luz Silva responde indignada que “el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. Añade, es mejor que ellos se declaren abiertamente de preferencias sexuales diferentes y no como otros que aparentan ser muy “machitos” pero nadie sabe dónde y con quién andan”.Ahí cerca de la mesa donde recaudan firmas, se acercan los ciudadanos, preguntan, les informan y estampan su rúbrica, convencidos de que la comunidad de homosexuales tiene la razón y que la autoridad en este caso se ha portado con ellos de manera injusta.Entre otros de los ciudadanos entrevistados, Miguel Angel Acuña expresa sin rodeos, la necesidad de que se les respete a ellos y “mientras no molesten a terceros o cometan inmoralidades en la vía pública, deben recibir el mismo trato que los demás. Yo no le veo ningún problema de que se vistan como quieren y tomen el aspecto que les agrade”.José Luis Flores, estudiante, quien también realizaba una encuesta para su escuela, expresó que “las autoridades deben procurar combatir la causa y no el efecto y emprender programas de apoyo y orientación de salud para los homosexuales y no hostigarlos como si fueran seres raros, pues cada vez es más grande el número de personas que abiertamente admiten tener inclinaciones sexuales diferentes y eso no les da menor valor.Con aceptación y otros ciudadanos con indignación, acceden a darles la firma de apoyo y hasta expresan frases de impotencia contra los policías e inspectores que hostigan a los homosexuales al referirse a ellos como “estúpidos, qué derecho tienen a perseguirlos como delincuentes, como si ellos fueran santos”.
De acuerdo al sondeo realizado, ciudadanos como el transportista Antonio Hernández, fundamenta sus comentarios en la Carta Magna y asegura que México es un país libre y sencillamente no se puede cometer este tipo de actos y abusos contra mexicanos, sólo por sus preferencias sexuales”.Aparte y si a algún ciudadano le interesa conocer acerca de este artículo, lo resumen en dos aspectos: “Sólo queremos que nos permitan vestirnos como queremos, de acuerdo a nuestras preferencias y que no se nos obligue a practicarnos exámenes de VIH, sólo por nuestra apariencia y de manera injustificada”.
La explicación va más allá de ser necesario: “No somos delincuentes, tenemos derechos, trabajamos, pagamos impuestos y nos gusta divertirnos. El ser gay no es sinónimo de prostitución ni delincuencia”.Y para que no se preste a confusiones o muestras de apoyo sin sentido, los miembros de la comunidad gay, representados por Lorena Charles Fuentes, elaboraron cartulinas fosforescentes color anaranjado con marcador negro.
Ahí la petición es concreta: “La comunidad gay, le pide su apoyo y comprensión para la derogación del artículo 75... Hoy por Nosotros, mañana por tí”.Hasta ayer y según los libros mostrados, eran cerca de seis mil firmas las que al azar, recibieron de mujeres, hombres y jóvenes.
“Oiga señor, apóyenos por favor”, es la petición de quienes se han estado turnado para atender la mesa donde se recolectan las firmas.Diversos comentarios fueron vertidos por ciudadanos a favor de quienes desde el pasado lunes iniciaron una consulta pública acompañada de nombres y firmas, en la explanada de la presidencia municipal y posteriormente se extendió a algunos paseos públicos y el exterior de tiendas de autoservicio.Uno de los grandes logros de este país es precisamente la libertad, por eso no se justifica que se hostigue y censure a los homosexuales. La autoridad municipal debería ser más tolerante y de mente abierta, para quienes integran esta comunidad porque no son ciudadanos de segunda.