Las calles que rodeaban a los antiguos templos del barrio, estaban a rebosar de curiosos que intercambiaban estocadas con sus cámaras para lograr un pequeño ángulo y sacar una foto.Japón tiene una gran conexión con Brasil, ya que este país suramericano acoge una de las mayores colonias en el extranjero de la diáspora nipona.El festival de samba de Asakusa nació en 1981 cuando el alcalde de uno de los 23 distritos que componen la capital japonesa invitó a la escuela de samba ganadora de aquel año en el carnaval de Río de Janeiro a hacer una demostración en Tokio.Algunas de las compañías interpretaron una imitación digna carnaval de Río.Aunque algunas de las compañías llevaban entre sus integrantes a bailarinas brasileñas que movían las caderas con un ritmo frenético y sensual, a los mayoritarios nativos japoneses les costaba alcanzar la gracia del baile suramericano.Una ola de calor inusitada en Tokio, hizo sudar de lo lindo a las bailarinas y añadió un plus de temperatura y humedad al ya de por sí tórrido recorrido de la comitiva festiva.El festival de samba de Asakusa, infundió sensualidad y poco recato al espiritual barrio, que acoge uno de los principales templos sintoístas de la ciudad.Más de cuatro mil 500 personas han participado en el XXX Festival de Samba anual.La samba puso patas arriba el barrio más antiguo de Tokio.Con un desfile de tambores, pitos, carrozas y bailarinas japonesas que, con grandes plumas y pequeños tangas, se esforzaron por imitar el carnaval de Río.Este año el carnaval ha coincidido con una ola de calor inusitada en Tokio.Cada año unas 500 mil personas acuden a presenciar el desfile de samba más importante de Asia.