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Jorge Sotelo

Gran corrida de toros navideña en Lerdo

Sotelo y 'Calita' triunfan con oreja cada uno

Pese a su buena actuación, Jorge Sotelo fue cuestionado por cierto sector de los amantes de la tauromaquia presente en la Plaza de Toros Alberto Balderas de ciudad jardín. (Fotografía de Ernesto Ramírez)

Pese a su buena actuación, Jorge Sotelo fue cuestionado por cierto sector de los amantes de la tauromaquia presente en la Plaza de Toros Alberto Balderas de ciudad jardín. (Fotografía de Ernesto Ramírez)

AARÓN ARGUIJO GAMIOCHIPI

Jorge Sotelo y Ernesto Javier "Calita" compartieron ayer el triunfo en la tradicional Corrida de Toros Navideña, al cortar una oreja cada uno, en la plaza de toros Alberto Balderas, de Ciudad Lerdo.

Toros de la ganadería San Antonio de Triana, fundada en 1950, con divisa en colores morado y blanco, ejemplares de escasa bravura, dejando mucho qué desear para los aficionados que realizaron una entrada superior a los tres cuartos de plaza.

Abre plaza "Navideño", herrado con el número 33, registrado con 450 kilogramos de peso, burraco, caribello, paliabierto, para Jorge Sotelo, vestido elegante de rosa y negro, quien realiza breve labor con el capote, encontrando a un toro que acudía bien por el lado derecho, peligrosamente sin humillarse ante el encuentro con la capa.

Castigado en exceso por el picador, le cuelgan los aretes por el lado derecho, el matador brindó a la afición presente y procedió a torear en los medios, una faena pausada, ante un animal de presencia, pero tanto descastado; le exprimió el torero lo que pudo, aprovechando por el lado izquierdo, "Manoletinas" vistosas y terminó la actuación con una estocada desprendida, para matar al primer descabello y recibir una oreja que fue protestada por cierto sector.

Siguió "Estrella de Belén", al hierro con el número 63, de imponentes 480 kilos de peso, cárdeno, caribello, para Ernesto Javier "Calita", al terno de verde botella y oro, recibiendo con faroles de rodillas y posteriores chicuelinas, rematando con un derrote para dar paso a la suerte de varas.

Poco para rescatar en la pica y las banderillas, brindando "Calita" su faena, la cual ejecutó en los medios, manteniéndose con las zapatillas bien plantadas en la arena, ante un astado falto de bravura y distraído, mejorando al acercarse a las tablas, aunque el matador batalló para finalizar las tandas; una estocada caída no es suficiente para hacer doblar al toro, que se rindió hasta el segundo descabello; palmas.

Por la puerta de toriles, salió enseguida "Buen Regalo", de imponente presencia, negro zaino, paliabierto, enmorrillado, animoso al capote que le ofreció Sotelo, quien no hizo esperar mucho a picador y banderilleros, de buena labor el primero, no así los segundos.

Sufrió el matador para encontrar el modo de torear a un ejemplar de generoso tonelaje y que poco acudía al llamado de la muleta, abreviando Sotelo su labor para acomodarse a matar, colocando par de estocadas que no surtieron efecto y tras un aviso y múltiples descabellos, el astado dobló y el matador se retiró en silencio.

Cerró el festejo "Duende", bonito ejemplar de 470 kilogramos, herrado con el número 40, negro zaino, bizco de cornamenta, para un "Calita" que no pasó muchas veces el capote, cediendo turno a la suerte de varas, con par de puyazos y los banderilleros cumpliendo finalmente al colocar dos pares en todo lo alto.

Voluntarioso, "Calita" tomó la muleta y trató de entretejer una faena limpia, aunque recibió poca ayuda del astado que se escobilló y pitón y probablemente resintió el dolor, aunque el matador mostró temple y se las ingenió para sacarle algunos naturales, encendiendo el ánimo con molinetes bajo los acordes de "La Filomena", para culminar su labor con estocada a la altura de la cruz, poco caída, doblando el animal, para resultar en una oreja.

El matador "Calita" dio un toro de regalo, llevó por nombre "Carcha", con el número 36 al hierro, de 440 kilos, negro, bragado, estrellado, recibido con chicuelinas antiguas, asintió al picador para recibir un puyazo y nuevamente los banderilleros volvieron a lucir faltos de oficio.

Tampoco el ejemplar de regalo ofreció demasiado para el lucimiento del joven espada, distraído y reacio a la cita con la muleta, "Calita" no se lo pensó demasiado para dejar de lado el ayudado y optar por la espada, pinchando en su primer intento, para luego matar con una estocada trasera y tanto desprendida.

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Escrito en: Jorge Sotelo Ernesto Javier Corrida de toros Navideña

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