Un anillo de compromiso con diamantes. (INTERNET)
Jenna Evans, una joven de 29 años de California, tuvo un sueño muy vívido en el que unas personas la perseguían, por lo que tenía que tragarse un anillo para evitar que se lo robaran. En realidad, justo al momento del sueño, Jenna tenía en el estómago un anillo de 2.4 quilates.
Tras el sueño, que creyó era sólo una pesadilla, se dio cuenta que su anillo de compromiso en efecto ya no estaba, según lo cuenta la propia Jenna en su publicación de Facebook.
Después acudió al médico, donde confirmaron que se había tragado el anillo y que para retirarlo tendrían que practicarle una endoscopia.
Luego de la operación, el novio de Jenna volvió a darle el anillo. "Prometí no volver a tragarlo. Todavía nos vamos a casar y todo está bien en el mundo", cuenta ella.
DA.