Exigencia. El papa Francisco pide a líderes europeos ayudar a los 49 inmigrantes bloqueados en mar.
El papa Francisco celebró ayer la Epifanía instando a los fieles a seguir el camino del "amor humilde" y a cuidar a quienes no pueden dar nada a cambio. El 6 de enero, la Iglesia católica celebra el viaje de los tres Reyes Magos para encontrarse con Jesús en una humilde morada de Belén. En España, los niños dejan sus zapatos afuera de su recámara con la esperanza de recibir regalos.
En su homilía en la basílica de San Pedro, el pontífice animó a salir "de nuestras vidas sedentarias" para cuidar a los que están sufriendo o son vulnerables y a "los que se quedaron atrás". Desde que inició su pontificado en 2013, el papa ha insistido en ayudar a quienes están en los márgenes de la sociedad, incluyendo las personas sin hogar, los migrantes y los pobres. Francisco describió como "preciada a los ojos de Dios" la misericordia que se muestra a aquellos "que no tienen nada que devolver".
Por su parte, cristianos en toda Europa se unieron a la celebración. Miles de cristianos ortodoxos se sumergieron en las gélidas aguas de ríos y lagos en toda Bulgaria para recuperar los crucifijos arrojados por sacerdotes en ceremonias que conmemoran el bautizo de Jesucristo.
La tradición dicta que aquel que recupera la cruz de madera quedará librado de malos espíritus y será saludable todo el año. Una vez que la cruz es sacada, los sacerdotes usan un ramillete de albahaca para rociar a los creyentes con agua bendita. En la ciudad central búlgara de Kalofer, docenas de hombres vestidos con camisas blancas bordadas se lanzaron al río Tundzha ondeando banderas nacionales y entonando cantos folclóricos.