A pesar de contar con luz, agua y gas para la elaboración de diversas piezas en menor tiempo, es la mano del orfebre la que al final da ese toque especial a cada obra. (NOTIMEX)
La orfebrería, un oficio milenario, sigue siendo un trabajo artístico en el que la mano del hombre está por encima de los avances tecnológicos, pues con paciencia, dedicación e imaginación, se producen verdaderas obras de arte capaces de dejar fascinados a quienes contemplan esta creación.
Así lo señaló José Ramón Lavín Zubia, vendedor de la casa platera mexicana TANE, firma que desde hace más de medio siglo se ha caracterizado por su inigualable pasión por el diseño en plata y por su exigencia de calidad en la elaboración de sus piezas.
“Ahora con las impresoras en 3D, existe la perfección, pero ello no se compara con la mano del hombre, el arte viene del ser humano”, dijo durante un recorrido por los talleres de dicha firma.
TOQUE ESPECIAL
Aseguró que a pesar de contar con luz, agua y gas para la elaboración de diversas piezas en menor tiempo, es la mano del orfebre la que al final da ese toque especial a cada obra, tal como se hacía en el pasado, apoyados con moldes hechos con lodo, una técnica de tres mil años y en la que hoy, utilizan cemento mezclado con aceite automotriz.
PROCESOS
Durante la visita, Lavín Zabía contó los diversos procesos que sufren el oro, la plata y el cobre para elaborar hermosas y finas piezas, así como joyería, para todo los gustos y ocasiones, desde arte objeto, hasta anillos, collares, pulseras, cadenas, por mencionar algunos.
La primera parada fue en el almacén, donde arriba la materia prima (oro y plata), ya sea en láminas, barra o granilla en el caso de la planta, para pasar a las etapas de fundición o fusión del material bruto y de ahí a unos cubículos donde un grupo de orfebres o maestros en platería “hacen la magia” soldando las piezas, realizando el vaciado a la cera perdida, el remetido y embutido, el puntillado, el estampado, la filigrana, el granulado y el pulido o brillo.
Lavín Zubia recordó que en los primeros años de 1940 la Ciudad de México albergó la primera tienda TANE, que en aquel entonces se dedicaba a fabricar y vender artículos de piel. Once años después, el negocio cambió de giro y se enfocó a la platería.
“El nombre de TANE surge de la palabra francesa tannerie, ya que al inicio se trataba de una talabartería, de la cual se tomaron las primeras letras para obtener un nombre corto, agradable y fácil de recordar”, dijo.
Refirió que para el diseño de las piezas, Tane cuenta con un comité de diseño que se encarga y coordina los proyectos en puerta y saca la próxima colección.
“Todo se hace en base a la venta, es producción quien dice que piezas con las que necesitan las tiendas”, indicó al tiempo que señaló que los tiempos en la elaboración de las obras, dependen de la pieza que se vaya a fabricar, “somos de las únicas fábricas a nivel mundial que fabricamos a mano el 90 por ciento”.
El diseño es primordial, “la calidad que ofrece Tane al cliente es inmejorable, porque todo el proceso de elaboración pasa por muchas manos y en cada paso se estudia y analiza la pieza y si tiene algún defecto se vuelve a corregir”, señaló.
NO PASA DE MODA
Con más de 50 años trabajando para dicha firma, Lavín Zubia consideró que la orfebrería “es un producto que no pasa de moda, que sigue siendo clásico y que es atemporal”.
De igual manera, confesó que se trata de un arte muy bien remunerado y la prueba radica en los maestros con más de 40 años que laboran en sus talleres; “es gente enamorada de su trabajo”, asegura.
Entre las piezas que Tane ha fabricado a lo largo de su historia se encuentran el trofeo del abierto mexicano de tenis que gano Rafael Nadal en 2013 y el de la Formula 1 de 2015, actualmente se trabaja en el que se entregará en octubre próximo.
Detrás de una pieza, en Tane existen numerosas horas de dedicación; cada uno de los objetos que llevan el sello de la firma resulta especial, no sólo por la belleza de su diseño, también por su proceso de elaboración a mano y el diestro trabajo de sus orfebres y joyeros.
