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Arturo Gilio rompe el silencio

Torreón, Coah.- Arturo Gilio Handam, matador de toros en retiro, rompe el silencio y habla de los motivos por los cuales dejó la fiesta brava cuando todo parecía indicar que estaba destinado a ser una de las grandes figuras de la tauromaquia mexicana.

El ahora empresario y ganadero confesó en primera instancia que se le acabó el gusto por torear, debido a que la fiesta brava en nuestro país no está pasando por un buen momento, está en crisis desde 1994.

Recuerdos de su alternativa en la Plaza México

Los principales son el patio de cuadrillas, cuando estaba pensando que al fin se le había hecho realidad el sueño de ser matador de toros, que nunca se había imaginado tomar la alternativa en la Plaza México, en una fecha tan importante como era el 40 aniversario de este coso, la corrida en mención fue el cinco de febrero de 1992.

“Para mí fue algo muy especial, porque cuando uno sueña en hacerse torero, pasa por sacrificios, dolores de cabeza y físicos, al realizar eso en la Plaza México para mí era muy importante”.

El segundo recuerdo de esa alternativa fue el brindis a sus padres, Arturo Gilio Rodríguez y Magaly Handam Calderón (QEPD), los cuales le permitieron desarrollarse en su carrera de novillero y poder tomar la alternativa, verlos juntos en la barrera fue muy importante.

El tercero fue cuando le metió la espada al toro “Genovés” de la ganadería de Santiago, propiedad de José Garfias, sabía que prácticamente tenía asegurado el rabo y estaba pasando un acontecimiento histórico, al poder ser el segundo matador de toros en la Plaza México, cortando rabo en su alternativa.

Sus mejores momentos como novillero y matador

“Mis mejores momentos de novillero fueron mi presentación en la Plaza México el dos de septiembre de 1990, en esa temporada corté cinco orejas, sufrí una fractura que me dejó fuera ocho meses, estuve a punto de indultar un novillo que se llamaba ‘Chinelo’ de la ganadería de Santiago de José Garfias”.

Su presentación como novillero en la Plaza México fue con Ángel García, “El Chaval”, y Mauricio Flores de Monterrey, con un encierro de la ganadería del matador Curro Rivera (QEPD), le cortó una oreja a cada uno de los dos novillos.

“Después le corté una oreja a un toro de Chapín, después a un toro de Pepe Garfias le corté dos orejas, y en la corrida de triunfadores le hubiera cortado el rabo al toro ‘Chinelo’, pero sufrí una fractura en la pierna”.

Fue una etapa importante de su vida porque le dieron los trofeos al mejor novillero de la temporada, al mejor par de banderillas y a la mejor faena, prácticamente acaparó todos los premios.

La faena a “Chinelo” fue el 28 de octubre de 1990, alternaba con Herman Garza en un mano a mano con seis novillos de José Garfias.

“Mis recuerdos como matador de toros son muchos, muy bonitos, sobre todo los primeros tres años en los que participé en las ferias más importantes, alterné con todas las figuras importantes del toreo, José María Manzanares, “El Niño de la Capea”, Roberto Domínguez, Ortega Calvo, todos ellos extranjeros, y con los mexicanos David Silveti, Eloy Cavazos, Miguel Espinoza”.

Siente que fue una etapa muy bonita en su vida

¿Quién ha sido el mejor matador lagunero?

“Yo –dijo–, la verdad que no tuve oportunidad de ver torear a los otros, hemos sido pocos, estaba el matador Ricardo Castro, a quien no tuvo oportunidad de verlo, Valente Arellano, quien de matador de toros duró dos meses a lo mucho, Aurelio Mora “El Yeyo”, Jorge Mata.

Estimó que la ausencia de los mismos se debe a la falta de promoción, siente que hace falta promover las novilladas, crear una escuela taurina, en donde los muchachos se vayan involucrando.

Cuando Rafael García “El Empachado”, tenía su escuela taurina, surgieron muchos novilleros, estaban Germán Vielma, Francisco Trujillo, Aurelio Mora “El Yeyo”, Rafael Cortés, José Luis Orozco, entre otros.

Llegaban a la Plaza de Toros Torreón, veían infinidad de capotes, de muletas, agarraban los cuernos y empezaban a practicar, sin ser una escuela como las que ahora existen en España y en México, pero los motivaban a ser toreros.

“Había muchos jóvenes, desafortunadamente, los propietarios de la Plaza de Toros Torreón la cerraron, argumentando que se maltrataba el ruedo y dejaron ahí un ring de lucha libre, nos salimos, tomamos diferentes rumbos, lo cual desmotivó un poco, aunado a la falta de novilladas que ha habido; entonces un novillero que quiere ser y entrena, pero no tiene oportunidad, se aburre y deja de insistir en ser torero”.

Es necesaria una escuela taurina en La Laguna, en donde se trabaje profesionalmente, con un reglamento interno, que reciban práctica y teoría al mismo tiempo, con recursos tecnológicos para que puedan ver videos, analizar corridas, asistir a tientas en el campo, contando con el apoyo de las autoridades municipales para el pago de los maestros y compra del material que se utilice.

“Tengo muchas ganas de hacer algo por la fiesta de los toros en La Laguna, como empresario me urge sacar toreros nuevos originarios de esta tierra, ahora con la presentación de Aarón Hinojosa ponemos nuestro granito de arena, aunque sabemos que no está fogueado”.

Urgen matadores laguneros, ya que son los toreros de la tierra los que jalan al público, recordó que cuando toreaba él, alternaba con Jorge Gutiérrez, Miguel Espinoza “Armillita”, pero si ahora viniera uno de ellos, la gente no asiste.

“Si hubiera toreros laguneros que interesaran al público, tendríamos tela de donde cortar, habría enfrentamientos entre ellos, con sus respectivos partidarios, sería mayor la pasión taurina en la comarca, como existe en Aguascalientes y en Monterrey, lo debemos hacer, aunque este es un proceso largo”.

La mejor faena que recuerda como matador

Siente que hubo dos faenas muy importantes en su carrera, una que le hizo en 1993 al toro “Relicario” de la ganadería de Reyes Huerta en la Plaza de Toros de Puebla, otra en 1995 a un toro de la ganadería de Santiago, propiedad de José Garfias, en Tijuana, desafortunadamente esa faena no trascendió porque lo pinchó a la hora de matar, pero hubo petición de indulto.

Recordó también la faena de 1998 en la Plaza de Toros de Ciudad Cuauhtémoc, Nuevo León, donde el toro se salió al estacionamiento de la plaza, salió por él para meterlo, pues sabía que era un toro de mucha calidad.

“Cuando salí por él para regresarlo a la plaza, vi que la gente empezó a corear los oles, me eché el capote a la espalda, le hice un quite, la gente empezó a emocionarse tanto, salió de la plaza y se subió arriba de los automóviles”.

Sacó la muleta y la espada, lo empezó a torear por los dos lados, con manoletinas, era un toro con mucha calidad, la gente estaba eufórica, fue una sensación muy bonita, diferente, sobre todo porque la gente que estaba a su alrededor, la cual no contaba con barrera de protección, afortunadamente lo mató muy bien.

La gente le cortó el rabo al toro y lo levantó en hombros para regresarlo a la plaza.

¿Llegaste a ser figura del toreo?

“Siento que me faltó un paso, para ser figura del toreo se necesitan varios años, es muy difícil, en México tarda uno mucho en consolidarse”.

Cree que fue un torero muy importante, el cual pasará a la historia por muchas cosas, obtuvo varios triunfos en la Plaza México, salió siete veces en hombros entre novillero y matador de toros, llegó a estar en segundo lugar en el escalafón de corridas toreadas.

“Para ser figura del toreo se necesita consolidarse, haber triunfado en Madrid, llenar las plazas de bote en bote, en donde uno se presente, para eso se necesita tiempo”.

Desafortunadamente no tuvo ese tiempo para esperarse, porque se le acabó el gusto, porque estima que la fiesta de los toros no está pasando por un momento bueno, no se gana el dinero que se ganaba anteriormente.

“Creo que se le ha perdido algo de respeto a la profesión, eso que tenían antes los toreros, que ya no se tiene ahora ante el público”.

Los medios de comunicación están volcados en el futbol, un programa de este deporte dura dos horas, mientras que a la información taurina destinan cuando mucho dos minutos, esto ha ocasionado que la gente desconozca a los toreros, que estos sean un mito, como anteriormente eran.

“Por todos esos motivos, la verdad, me aburrí, claro, disfruto mucho el torear, todavía, cada vez que me bajo a torear me apasiono mucho, pero ya enfundarme en un traje de luces ya no lo disfrutaría, no me ha pasado por la mente enfundarlo de nuevo”.

¿Por qué su retiro cuando aún era muy joven?

“Cuando era torero no me importaba el físico, toreaba con el espíritu, era una cosa que disfrutaba mucho, pero en el momento en que no quieres cambiar la posición que has hecho como torero, tu posición familiar, por la profesión, siento que era mentirle a la gente, creo que eso le pasa a la mayoría de los deportistas cuando deciden tomar otro camino, porque es muy difícil dejar de hacer lo que has soñado en tu vida.

Me fijé en muchos toreros, futbolistas, boxeadores, que los vi actuar sin ese sentimiento que tuvieron en su mejor momento, eso fue lo que a mí me pasó, por ello decidí retirarme”.

Reconoció que hay crisis de figuras del toreo, en la actualidad no hay ningún matador de toros mexicano que llene una plaza, los empresarios están dependiendo de los toreros extranjeros, de las figuras como Pablo Hermoso de Mendoza, Julián López “El Juli”.

Es un círculo vicioso, porque los empresarios no les pueden pagar a los toreros, ya que la gente no va, los ganaderos tampoco pueden ganar dinero, por lo mismo no se dan novilladas y no salen toreros nuevos.

Se necesita hacer una reestructuración de la fiesta brava en México, es muy difícil, efectivamente hay una gran crisis, pues ese fue uno de los motivos por los cuales me retiré, el dinero que se recibe no es lo que un torero quiere ganar.

El promedio de pago por una corrida es entre 25 y 30 mil pesos, de ahí tienen que pagar pasaje de avión, hotel, alimentos, cuadrilla, banderilleros, camioneta, trajes de luces, capotes y muletas.

El toreo entró en crisis en el año de 1994, antes un torero ganaba lo mismo que ahora, pero era en dólares, eran diez mil por corrida, tenía gusto por entrarle al toro, sabías que ganabas bien”.

Al toreo mexicano le pegó muy fuerte la devaluación de diciembre de 1994, a partir de ahí se ha metido en una crisis económica, aunque la crisis taurina lleva más tiempo, es decir, la falta de figuras, que también puede ser un motivo por el cual los toreros no se dedican al cien por ciento a esta actividad.

“En España los matadores viven al cien por ciento del toreo, en México si quieres vivir de esto es muy difícil, sólo cuatro o cinco pueden hacerlo, entre ellos Eulalio López, Eloy Cavazos, Jorge Gutiérrez y Miguel Espinoza, de ahí en más para vivir bien, la mayoría torea un promedio de 15 corridas al año y tiene que combinar su profesión con otras actividades, pues a veces duran un mes sin torear y tienen que llevar dinero a la casa para mantener a sus familias”.

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