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LUCY HOP.-

Vivimos toda nuestra vida adulta, haciendo planes para sacar el mayor provecho de nuestro paso por este mundo, creo fielmente en la premisa de que cada persona vino a este mundo a vivirlo al máximo en el ámbito personal, emocional y profesional desarrollándose exactamente como a cada persona le parezca lo más cercano a sus deseos y convicciones sin que nada ni nadie lo limiten ni le digan que hacer, puesto que cada individuo es libre de tomar sus propias decisiones.

Bajo esa convicción he pasado los últimos años de mi vida tratando de educar a mis dos hijas para que se conviertan en mujeres independientes, educadas, preparadas y capaces de ser y de crear cualquier cosa que ellas decidan que es lo mejor para sí mismas según sus planes de vida, haciéndoles ver que ellas pueden llegar tan lejos como lo deseen, pueden estudiar la carrera que ellas decidan, ya que no hay carreras específicas para hombres o carreras específicas para mujeres, al contrario de los que muchas veces nos hicieron creer por estereotipos de la época de nuestras abuelitas, también pueden decidir en dónde trabajar para desarrollarse profesionalmente, también pueden decidir si quieren casarse o no, si quieren tener hijos o no tenerlos; en fin cada quien es libre de decidir lo que quiera hacer con su vida siempre y cuando sean decisiones tomadas con inteligencia.

Me considero una mujer moderna que piensa que las mujeres podemos hacer lo que se nos dé la gana, pues somos capaces a la par que los hombres, es más, a veces he llegado a pensar que en muchas cosas somos mejores, pero no voy a abrir ese debate en este momento con este texto.

Creo sinceramente que los años en los que los roles estaban completamente marcados y establecidos, donde la mujer se dedicaba a tener hijos, llevar su casa, cocinar y atender a su marido y los hombres se dedicaban solamente a salir a trabajar para traer sustento a la casa sin importar cómo lo consiguieron pues era lo que se esperaba de ellos, estos años han desaparecido y han dado paso a una era donde tanto hombres como mujeres trabajan a la par para mantener sus casas y donde hombres y mujeres se dividen las tareas del hogar.

Entonces, si tengo tan claro todo lo anterior, y si he dedicado la mayor parte de mi vida educando a mis hijas para que puedan lograr todo lo que mencioné en mis frases anteriores, ¿Por qué hoy me encuentro con los ojos llenos de lágrimas viendo como mi hija de diecisiete años cierra su segunda maleta para viajar a un país extraño a cerrar sus últimos años de high school en un país ajeno al nuestro? No es que sea la primera vez que lo hace, ni ella ni mi otra hija, pues las dos lo han hecho varias veces para irse a preparar para la vida, buscando mejor educación y mejores oportunidades.

La diferencia en esta ocasión radica en que mi bebé, mi hija chica y porqué no decirlo, mi CLON, se va a culminar su último año de preparatoria, puede que tal vez sea la última vez que me haga parte del proceso de preparación para un nuevo comienzo en su vida, y eso me está llegando fuerte hasta el fondo de mi corazón.

No puedo sentir más orgullo y admiración al ver en lo que mis dos hijas se han convertido, tengo sentimientos encontrados, pues claro que va a dejar un hueco en mi corazón cuando se vaya, pero no puedo dejar de pensar que yo las eduqué justamente para este momento; hoy no me queda más que decirles que soy la mamá más orgullosa del mundo cuando volteo y las veo comprometidas con sus metas de vida, esas metas que las impulsan todos los días a que se preparen, se esfuercen y luchen para convertirse en lo que ellas siempre han deseado en su mente, su alma y su corazón.

Y es así como, hoy con lágrimas en los ojos, más por felicidad que por tristeza, le digo hasta pronto a mi bebé que se va a hacer todo aquello para lo que fue educada.

Hoy solo tengo un mensaje para ti Sophia, y para ti Victoria; nunca digas NO puedo, porque SI puedes, nunca digas "tengo miedo" porque ese miedo es lo que te impulsará a lograrlo, nunca dejes de "intentarlo", porque es más probable que te arrepientas de aquello que NO hiciste a que te arrepientas de aquello que SÍ hiciste, recuerda que, si te equivocas al intentarlo seguramente te hará crecer y aprender de tu error, pero si no lo intentas nunca sabrás cual habrá sido el resultado.

Nunca les corten las alas a sus hijos e hijas por estereotipos hechos por generaciones pasadas, recuerden que el chiste es enseñarlos a volar y aunque nos duela, soltarlos, tenemos que dejarlos ir y verlos triunfar desde afuera, que es donde nos corresponde estar.

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