Se veía venir, pero no nos queríamos dar cuenta. Sin embargo la realidad siempre termina por imponerse y una lamentable noticia irrumpió de pronto en la redacción del periódico: no más Algodoneros del Unión Laguna. Se veía venir.
La situación parecía cada vez más insostenible con un equipo que tenía convocatoria en La Laguna más por tradición que por realmente apoyar a un aspirante al título de la Liga Mexicana de Beisbol. Era el estadio de los lonches de adobada, del Pollo, de las Algodoneritas, de la quiniela, de la señora que baila, de la franela guinda...
Era el escenario de mil batallas, en gran parte perdidas, pero con triunfos que llegaban de vez en cuando para emocionar a los aún presentes. El lugar idóneo de la cerveza fría y los extra innings. Para llevar a la familia, para tomarse una foto, para pisar el campo al final de cada partido.
Se acabaron las jornadas de beisbol en la Comarca por lo menos durante 2019. Y ahora, ¿para qué va a servir el Estadio de la Revolución, uno de los más bonitos de la Liga? ¿Para albergar conciertos?
La noticia no solo pasa por lo deportivo, es un impacto fuerte que pega directamente a la economía de muchas familias en La Laguna que de alguna manera se veían beneficiadas alrededor del estadio.
Los despachadores de comida, la señora de las gorditas, los empleados del club, los taxistas al final de cada encuentro, los locutores de radio, los jugadores, los cuidacarros... Por supuesto, los aficionados también son grandes perdedores aquí.
Tan sencillo como que un seguidor menor a los 33 años de edad sabrá por primera vez lo que es no contar con un equipo de beisbol en la ciudad. Del basquetbol ya estamos acostumbrados, pero en el diamante...
Hoy es un día triste, es como si muriera una parte de la ciudad. Porque el "año sabático" que se anuncia no parece tener solución pronta, a menos de que lleguen inversionistas serios y compren al equipo para convertirlo en un proyecto de verdad.
¿Cuándo el beisbol profesional dejó de ser negocio en México? ¿Cuándo le cayó la desgracia al equipo lagunero?
Sus últimos dueños fueron despreciando al equipo, ninguneándolo al punto de hoy dejarlo fuera de la competencia. Ellos tienen otras prioridades y están a kilómetros de La Laguna. Y mientras, que se friegue la afición en la Comarca.
Esos fieles y renegados seguidores de un equipo que daba más tristezas que alegrías pero que los triunfos se gozaban de una manera muy especial. Esos aficionados que se hicieron de piel gruesa tendrán que buscar algo qué hacer durante el verano, cuando el beisbol ya no juegue en La Laguna.
Hoy es un día triste, nos han quitado algo.
Se apagan las luminarias del Estadio de la Revolución y con ellas, décadas de historia del Rey de los Deportes en esta parte del mundo, olvidada por los dueños de su propio equipo.
¿Qué más queda por decir?
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