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Los grandes pendientes de AMLO

AMLO tiene entre sus manos un amasijo de pendientes, derivados de las deplorables condiciones en que el gobierno actual está dejando al país; y una de las prioridades, según la agenda de López Obrador es la reconciliación, la pacificación del país, lo que incluye, entre otras cosas, plantear a la sociedad afectada por la delincuencia organizada, la violencia en calles y robo a viviendas, (tipificados estos últimos delitos como “menores” que ni siquiera ameritan cárcel, según el nuevo Código Penal Federal), el perdón, la amnistía, la justicia transicional, difícil de aceptar por los dolientes familiares de asesinados y desaparecidos.

El ahora sí presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, el único presidente que será titular del Ejecutivo sólo durante cinco años y 10 meses, por obra y gracia de Peña Nieto, ha estado en intensa actividad preparatoria, afinando detalles tanto en su equipo de trabajo como en las propuestas principales de cambio que propagó durante su período de campaña presidencial.

Más de una vez, AMLO dijo, en tribuna popular, que él no disminuirá la corrupción, sino que él va a acabar “totalmente” con ella. Una promesa excesiva e innecesaria además de imposible de cumplir, no sólo por los instrumentos jurídicos con los que cuenta, sino por lo extenso y añejo del problema.

Uno de ellos es el sindicalismo petrolero dirigido por rufianes como Carlos Romero Deschamps, quien se ajustó a los deseos de Salinas de Gortari (cosa que no hizo su antecesor, “La Quina”) y aceptó el nuevo modelo económico a seguir, cuyo principal componente es la privatización; y lleva cinco sexenios enriqueciéndose en el puesto de líder del STPRM, además de ocupar una senaduría por la vía plurinominal y sin haber presentado una iniciativa en el senado. Sólo cobra y levanta la mano aprobando todo lo que al gobierno convenga.

Hoy por hoy, en México no hay solamente un ícono de la corrupción, ¡Hay muchos! Uno de ellos es Carlos Romero Deschamps, cuya vida suntuosa es conocida y envidiada por políticos y empresarios de nivel medio. Fue este líder corrupto quien siguiendo instrucciones de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña contribuyó a la quiebra de Pemex para justificar la reforma energética; “pero no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre”, y compadres ha tenido y tiene muchos; y él, es un indio ladino que no se duerme en sus laureles, robando a más no poder.

Ningún sindicato en el mundo tiene un contrato colectivo de trabajo que establece el pago de generosos salarios y prestaciones, además de una cláusula (251) que permite echar mano de siete millones mensuales para bebidas alcohólicas, tratamientos de belleza, arreglos florales y otras excentricidades que rayan en lo absurdo e insultante, considerando los bajos salarios de la inmensa mayoría de ciudadanos comunes.

Ser trabajador de Pemex es un lujo que no cualquiera puede darse; la desigualdad es brutalmente notoria en el salario de un ingeniero de Pemex y en el de cualquier otro ingeniero empleado en empresa privada. Y si de política hablamos, creo no equivocarme al afirmar que esta actividad es el camino más fácil para convertirse en millonario, sin trabajar (en el estricto sentido de la palabra, la cual implica producir un bien).

Héctor García Pérez

Comarca Lagunera.

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