Reconciliación y unidad
Bueno. Ya está. Con la confirmación de que la elección para gobernador de Coahuila fue legal, (sin importar, como la mayoría creemos, que se burló el espíritu de la ley) ha quedado cerrado el caso: el Sr. Riquelme tomó posesión del cargo el próximo día 1 de dic.
El agraciado con el veredicto (que no con el voto mayoritario, según el sentir de todos) llama ahora a la unidad, “para transitar en la vida del progreso y el desarrollo”.
Muy bien. Buen fin. Pero lograr esa unidad exigirá de él una gran sensibilidad política y voluntad para adaptarse a una realidad actual: el pueblo ya no es un manso cordero, ahora sabe que él es SU mandatario, es decir, SU empleado, y le exigirá como tal.
Quiere verlo verdaderamente comprometido con los valores que desea que sean ya una realidad: terminar con la corrupción, y garantizar la seguridad de manera efectiva y eficaz. Son esos dos cánceres los que verdaderamente han impedido e impedirán, si no los resuelve, “transitar por la vía del desarrollo y el progreso del pueblo”. Con acciones reales orientadas a combatirlos, es como logrará ganarse la confianza y la unidad que demanda.
Necesario es pues que tenga una clara visión de para qué y para quién gobernará. Es las redes sociales es obvio que el pueblo lo acepta a regañadientes y que le exigirá como a ningún otro le ha exigido; querrá verlo actuando con honestidad y valentía combatiendo la corrupción pasada, presente y futura, ocupado de una manera eficaz por garantizar la seguridad y la justicia; preocupado de verdad por los más desamparados, esforzándose por hacerles pasar de ser sujetos de una “beneficiencia clientelar” orientada a tener votos cautivos para “su” partido, a un desarrollo de estructuras en las que puedan acceder a un trabajo digno y bien remunerado, como signo del respeto a sus derechos humanos y a su dignidad.
El pueblo no tolerará más que pretenda ganarse su voluntad y reconocimiento mediante un dispendio publicitario con informaciones manipuladas para promover su imagen; si continúa con ese exacerbado vicio, en un afán por mantenerlo engañado, en vez de confianza, lo que ganará será más antipatía y oposición en su contra.
Sr. Riquelme: arrebátele a la oposición la bandera de rehabilitar la maltrecha dignidad de Coahuila (que no puede ni debe ignorar que existe) demuestre que tiene las virtudes humanas y cívicas necesarias para ser el líder de un pueblo ávido de honestidad, seguridad y progreso.
Si lo hace, que la patria se lo premie, sino, que se lo demande. Asi lo dijo ud. el día de su investidura. Ojalá y como siempre, no sean sólo palabras que se lleva el viento. Que Dios lo asista en su responsabilidad.
Dr. Rodolfo Campuzano
