La portada de los diarios deportivos de hoy tendría que haber sido el partido de la Selección Mexicana. Sí, ese amistoso contra Polonia que no significa mucho, pero que nos tiene ahí, pegados a la televisión.
Pero el deporte es caprichoso. Desde ayer, el tema es Buffon y la eliminación de Italia. ¡Qué triste, de veras!
Parece que fue ayer cuando se ponía en entredicho la presencia de una de las grandes potencias del mundo en la próxima cita mundialista. ¿Que Italia no vaya a Rusia? ¡Impensable!
Si bien el 1-0 en Estocolmo, en el partido de ida, era una buena ventaja para la selección sueca, no parecía imposible de remontar. Los italianos, acostumbrados a defender, solo tenían que meter un gol para emparejar la situación y dejar que su zaga, liderada por el experimentado Buffon, hiciera el resto.
Pero no. Los astros, un equipo repleto de veteranos, una liga que se añeja y un técnico de decisiones incomprensibles, dejaron a la bella Italia sin la máxima fiesta futbolera, al portero leyenda, a su afición y a la del resto del mundo.
Tampoco va Holanda, cierto, pero Holanda nunca ha ganado nada.
Italia duele. Hace cambiar de planes a los editores que ya pensaban en poner la figura de Raúl Jiménez como el héroe de la jornada, y de paso le quita a un protagonista al Mundial.
Suecia, por más que haya logrado una hazaña, no llegará a la final de la Copa del Mundo. Aunque por ahora sientan que ya lo han ganado.
Y es que no siempre la historia juega un papel preponderante. Acá no pesó la playera, pesaron los años sobre un futbol clásico que se avejenta sin un recambio a la vista.
Y el futbol es así, como la fábula de la liebre y la tortuga; te duermes y te despides.
Ahí está Islandia, queriendo jugar en las Grandes Ligas.
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