Si la libertad de expresión sólo se mantiene viva si se ejerce, ¿la libertad de vivir cómo puede realizarse si la mayoría vive triste y sin amores? De hecho, la ciudad está poblada de zombis, una nueva forma de representarse y a diferencia de lo que se cree, son seres eso sí, nada simpáticos pero en el fondo, poco agresivos y de alguna forma, por lo que expresan, tienden a lo intelectual.
Por la memoria de esta gente transitan todos sus secretos, verdades y mentiras, caminan pensando en otras voces, en otras vidas, en otras miradas y de alguna forma esa intelectualidad, mitiga su fealdad porque están destinados a ella, como penitencia a haber violado al límite de exigencia en ilusiones y esperanzas y si los ciegos tienen poderes musicales como teoría de compensación, estos hombres nuestros tienen sabiduría y sus miserables facciones.
Creían ser felices en el juego de futbol y de cierto modo lo han logrado por años, incluyendo una nueva casa y la multiplicación de sus colores cuando suponían que solo eran un par, les hicieron creer que es siempre más estimulante el viaje que la meta y que la insoportable desigualdad deportiva ocurre como los tiempos de sequía; es un fantasma que todo destruye y esa gente se acostumbró también a vivir en zona de sufrimiento, entre las apetencias y los recuerdos.
Se les acusó de leer demasiado y que ese conocimiento nubla su afición, porque entre más racional y pensante, más duro el corazón, mayor la capacidad de juicio y superior el escepticismo pues cuando lees un libro largo, de esos que te hacen vivir con los personajes, terminas echándolos de menos e incluso extrañándolos. Por eso quedaron más distantes de todo el futbol y zombis al fin, los encontramos a cada rato en la vida misma de esta ciudad desabrida y oscura.
Pero es bien cierto, cuando el hombre lee, el mundo se detiene, pues la literatura intensa es como una llamarada, de tal manera que el lector deberá estar preparado físicamente pues como atleta revolucionario y moderno, zurcará los mares, recorrerá los valles y desiertos, escalará montañas y tomará para sí un número en la recepción de los nuevos ingresados al arte maravilla del saber, que siempre revela lo que uno se siente obligado a ocultar.
Habrá que convencer a los paisanos deformados que el futbol es solo un juego, que hay tiempo para que los clubes se recuperen, modifiquen sus planes y reciban mejor personal para ofrecerles calidad y alegría, para que ellos mismos recuperen su faz auténtica aunque algunos habrán de negarse, esos que aparentan ser personas errantes que han perdido amores y van como almas en pena, en realidad desearían modificar el espíritu de las instituciones sin darse cuenta que el hombre puede mejorar pero no cambia.
Por ello es mejor leer y quede eso como un consejo, pues el futbol es agua de río aunque la lectura suele ser un acto silencioso y solitario, tiene pasión porque el hombre queda atrapado en inquietante encanto que le dará adjetivos, vocabulario, conocimiento, estilo y elegancia. Algunos desistirán, otros querrán seguir, aún sabiendo que no puedes ser artista sin dañar a nadie.
