El fascinante ambiente teatral
A donde quiera que vaya uno, por lo menos en México, una gelatina es una golosina hecha con una sustancia semisólida, semitransparente, aderezada con azúcar y un sabor artificial. Bueno, casi a donde quiera que vaya uno, la gelatina es eso que le dije. El "casi" es porque si estás en el escenario de un teatro, donde se esté montando alguna obra, una gelatina es una pantalla traslúcida de color que se le pone a un reflector para que proyecte su luz de ese color.
Es que en el ambiente teatral se maneja un lenguaje especial que sólo entiende adecuadamente la gente que vive y convive precisamente en los escenarios. Me acuerdo que una vez, hace mucho tiempo, entré al teatro donde un director estaba montando una obra y estaba dando órdenes a los tramoyistas, que son los que se dedican a la construcción de una escenografía o decorado.
Me escandalicé en esa ocasión porque iba entrando cuando oí que el director pedía a gritos: ¡Súbeme las piernas! Me quedé intrigado por aquella orden tan específica hasta que alguien me aclaró que en el teatro, las piernas son una especie de lienzos o telones que se despliegan a ambos lados del escenario.
La escenografía es el decorado que hace que el público se ubique en el lugar en que la obra se desarrolla: una casa, el campo o cualquier otro lugar que el libreto indique.
No es raro que para expresar algo que sucede detrás del escenario se diga que es lo que ocurre "tras bambalinas", y le aseguro que mucha gente que utiliza la expresión, no sabe con precisión lo que es una bambalina. El Diccionario de la Academia dice literalmente que bambalina es: "Cada una de las tiras de lienzo pintado que cuelgan del telar del teatro y completan la decoración".
Ante esa explicación, surge naturalmente la duda: ¿El telar? Hasta donde yo sé - dice la persona que pregunta - el telar es una máquina para tejer o para fabricar telas. Pues sí, eso es en el ambiente textil, pero en el teatro el telar es la "parte superior del escenario, de donde bajan o a donde suben los telones, bambalinas y otros elementos móviles del decorado".
También, hay qué aclarar que aunque el teatro no tenga pelo, sí tiene "un peine". Es que así se le llama al enrejado con poleas situado en el telar, de donde se cuelgan las decoraciones, y también las diablas, que por supuesto que no son mujeres demoníacas, sino baterías de luces con las que se ilumina el escenario según el decorado que se esté usando.
En el teatro, entre muchos otros elementos, hay también un proscenio, que es la parte sobresaliente del escenario, la más cercana al público, hay lunetas o butacas que son los asientos dispuestas en filas para que el público se pose cómodamente a ver el desarrollo de la obra, y si a estos asientos se les llama butacas, el conjunto de ellos será el "patio de butacas", y si se les considera como "lunetas", el patio de butacas pasa a ser denominado como el lunetario.
Los actores se visten y maquillan en los camerinos, que están dotados de baterías de iluminación intensa para facilitar el trabajo del maquillaje y a la entrada del teatro no puede faltar una taquilla, que es la ventanilla a donde el público acude a comprar los boletos para ingresar a ver la obra.
ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: [email protected].
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Héctor Soto… En un programa de TV, dijeron que los motes deben ir al final del nombre y no en medio. Por ejemplo, en los medios dicen: Javier "Chicharito" Hernández, pero debería de decirse: Javier Hernández "Chicharito". ¿Qué es lo correcto? Héctor Soto de León, Gto.
RESPUESTA:
Yo no conozco alguna regla que ordene que el apodo vaya al final, después del nombre.
Termino con esta reflexión: La política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
