La tolerancia
De un tiempo a la fecha, se ha impulsado la idea de que debemos ser políticamente correctos, y llamar a las personas y otras cosas por un nombre que suavice o no ofenda a determinados grupos, por lo general minorías, y a primera instancia parece una buena idea, y opino que lo es; pero es otra cosa muy distinta caer en exageraciones al grado de pretender tolerar cosas que por su maldad inherente, no pueden ni deben ser aceptadas.
Se ha pretendido poner la tolerancia como una virtud que debe practicar por todos los seres humanos, independientemente de su religión, etnia, cultura, tradiciones y costumbres muy diversas, y veamos lo que opino Don José Vasconcelos, el más grande filósofo que produjo América en el siglo veinte, fue ministro de educación escritor, ferviente católico, sus ideas, reflejan una personalidad ajena a toda hipocresía, observa, sugiere, amenaza o estimula, siempre de frente, veamos: Es ya alarmante el uso que se hace de la pretendida virtud de la tolerancia. En nombre de la tolerancia, un sinnúmero de fariseos colabora a diario en situaciones que ofenden el honor y el bien. Comenzamos haciéndonos sordos a la iniquidad ajena y acabamos por mostrarnos complacientes con nuestra propia flaqueza. A menudo, en nombre de la tolerancia, sonreímos al abuso.
En cierto sentido limitado se puede aceptar que la tolerancia es virtud, pero es muy difícil hallar el límite que lo separa de la complicidad.
Una escritora norteamericana hace la caricatura de la tolerancia en las costumbres: “Tu mejor amiga se ha escapado con tu marido. No protestes, piensa en que la monogamia no es natural para un macho bien conformado; limitate a pedir tu divorcio, pero tan pronto como los prófugos regresen, muéstrate cortés con ellos, invítalos a tu casa para cenar todos juntos y procura que tu hija llame tía a la que te robó el esposo”.
“De la tolerancia al envilecimiento hay sólo unos cuantos pasos y son los que da quien usa la misma sonrisa para el malvado y para el hombre de bien” Aquí termino de citar a Vasconcelos, para el que quiera enterarse más acerca del pensamiento del autor de “El Ulises criollo” busque el libro intitulado “En el ocaso de mi vida”” en la que la voz más discutida del Continente habla de todo y de todos desde su luminosa madurez.
El tema es muy extenso, pero no quiero recalcar, que si bien hay asuntos que se puede llegar a un acuerdo y “tolerar” diferencias, siempre debe ser de asuntos en que puede haber puntos de vista diferentes, pero en asuntos de gran importancia en que están opuestos el bien y el mal, debemos oponernos de la manera más fuerte posible y no caer en la trampa de la tolerancia, que por otra parte suele ser de un solo lado, Tu tolerame, pero no esperes que yo haga lo mismo, ni caer en el garlito de que es por el bien de las mayorías ni que es la voluntad del pueblo, que no suele ser más que la voluntad del o de los tiranos en turno interpretando a su modo y adueñándose de la voluntad del pueblo y decir que sólo hacen lo que el pueblo pide.
Espero haber sido claro y si llamar pan al pan y vino al vino es no ser políticamente correcto, confieso que no lo soy.
Raymundo Portilla
Torreón, Coahuila.
