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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

Después de horas y horas de estudio, noches de desvelo, de analizar videos, descifrar e interpretar gráficas y tendencias, picos de rendimiento, espectros donde te muestran tecnológicamente cuando el futbolista está en plenitud física o lo contrario, recurriendo a lo último que la ciencia ha descubierto para auxiliar a los entrenadores en las prácticas y preparar concienzudamente el siguiente partido. Pedro Caixinha ha recurrido a esto y más durante diez horas diarias desde que llegó a hacerse cargo de la dirección técnica del Santos Laguna y todo ¿para qué? Para finalmente darse cuenta que entrena a un grupo de "vagos", una banda de anárquicos que se mofan de toda las teorías actuales que tratan de convertir el juego más divertido del planeta en un rígido sistema que usa como principales premisas: "todo buen equipo inicia desde una ordenada defensa", "los contenciones son fundamentales si quieres sobrevivir en este futbol actual", "el orden es fundamental", y basura similar que nos han querido vender a los aficionados, medios y dueños de equipos y que con alarmante frecuencia le compramos estas teorías fascistas a entrenadores burócratas.

No, el Santos Laguna actual está decididamente peleado con el orden, la pelota en los pies de los atacantes laguneros brinca, rebota, va de un lado a otro llena de gozo y la tribuna se divierte arrojando las palomitas presa de la emoción como cuando los marcianitos verdes usando "la Garra" salvan a Woody y sus amigos, el orden es remplazado por la inventiva, lo rígido de un sistema se desquebraja ante la felicidad de la libertad más pura, la tensión desaparece de los rostros dentro y fuera de la cancha, la risa y el sobresalto se apoderan de todos. Pero no todo es diversión en este grupo, mientras que los de adelante parecen un grupo de colegiales que en cuanto suena la campana (en este caso el silbatazo inicial) salen disparados a divertirse como enajenados, los de atrás sufren viendo venir una y otra vez oleadas de rivales que los agarran normalmente desubicados ya sea porque se contagian y quieren unirse a la diversión o simplemente no están diseñados para jugar en un equipo donde el medio campo o la zona de contención no existe, es una autopista de dos sentidos, un paso breve entre los que atacan o intentan defender. Al parecer Pedro terminó por desistir en sus intentos de dotar de cierta disciplina táctica su equipo e inteligentemente optó por respetar la naturaleza de sus muchachos, a partir de ahí los Guerreros han montado un gran espectáculo donde quiera que llegan con su "travelling show".

Los juegos del Santos se están convirtiendo en un partido de la NBA, todo sucede en las áreas, los juegos del Santos se han convertido en una moneda que gira y tarda en caer noventa minutos, los juegos del Santos son una fiesta, si no cómo explican que el locote de Duvier Riascos, el futbolista prototipo del desmán, haya escogido un juego del Santos para ¿proponerle matrimonio a su novia? Qué mejor ambiente festivo que la presencia del equipo que divirtiéndose y divirtiendo es el mejor equipo del Continente después de cuatro jornadas en la Libertadores, qué mejor motivo de fiesta que la presencia de un equipo que en la Liga es la peor defensa y la mejor ofensiva (hasta antes de los juegos de sábado y domingo), esas son credenciales, el 0-0 es inaceptable, Santos Laguna llega incluso a "obligar" al de enfrente a entrar a ese delirante juego del toma y daca resultando en partidos sumamente entretenidos para la gente, que al final de cuentas son los que cuentan, la gente, no la permanencia en el puesto de técnicos pusilánimes.

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