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Parlamentarismo

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Difícil es, especular sobre las bondades y defectos de la Reforma Energética. Sólo el tiempo y los hechos, nos dirán qué fue lo mejor.

Pienso que no nos quedaba de otra que entrarle a los nuevos esquemas, a riesgo que, de no hacerlo, nos desfasaríamos aún más de lo que ya estamos.

Cuando la reforma se estaba debatiendo, vino a mi mente el recuerdo de uno de los tantos desayunos memorables, con amigos de Saltillo, entre ellos Armando Sánchez Quintanilla (qpd) y Jesús Cedillo, pues en ese entonces, Armando me dijo: "Vienen sobre el petróleo, maestro, no le dé vueltas". Y el vaticinio se cumplió. Ya están aquí.

Pero al margen de lo anecdótico, me llamó mucho la atención la forma en que se comportaron los legisladores del PRD, pues entendía que esas formas de comportamiento ya estaban superadas por ellos mismos, pero volvieron a aparecer.

Esas forma cavernícolas, a nada conducen y en cambio, exhiben al partido como un partido sin argumentos, aunque con muchas fuerza física e intolerante.

Tomar la tribuna, para evitar el debate, no es una forma civilizada de parlamentarismo y a nada conduce.

Lo único que provoca es que se violenten las formas y los avasallen, como de hecho sucedió.

En un parlamento, nunca se abandona el debate, aún cuando se sepa que se va a perder la votación; hay que dar la batalla con argumentos y razones, pues en algo se puede avanzar. Pretender ganarlo todo o perderlo todo, es la peor posición que se puede asumir.

En mi modesta experiencia, he podido comprobar que se logra más siendo flexible, que pretendiendo lograr a base de presiones lo que se pretende. Recuerdo a mi amigo, ahora ausente, Daniel Hernández Isaís, diputado local por el PRD, quien cuando nos conocimos me dijo: "De una vez te aclaro: yo soy partidario del gradualismo y de hablar de frente. Sobre esa base podemos negociar lo que quieras", a lo cual yo estuve de acuerdo.

En el caso de la Reforma Energética, el PRD jugó a todo y nada y se quedaron sin nada, después de haber protagonizado un espectáculo bochornoso.

Los partidos se valieron hasta de sus diputadas, a quienes usaron para atacar a los contrarios o para formar una barrera a fin de que no fuera obstaculizado el uso de la tribuna.

En una sesión que duró veinte horas, lógico era que las mujeres se vieran cansadas y más, porque andaban en tacones (antes muertas que sencillas); y hasta golpes hubo entre algunas de ellas.

¿Había necesidad de todo ello?, claro que no, pero hay quienes no entienden que por esas vías no se llaga a ningún lado.

No estamos hablando de un mercado, sino del recinto más importante de la nación; y sin embargo, hay quienes se comportan como verduleras.

Ante el golpe de timón, algunos, como Romero Dechamps, optaron sabiamente por poner tierra de por medio, antes de que les pase lo que a Elba Esther.

Y algo semejante deberían de hacer los de CFE, en donde también se ha abusado de los privilegios sindicales. Por ejemplo, es absurdo que sus empleados no paguen la luz, cuando todos los demás lo hacemos, sin distingos de ninguna naturaleza.

La reforma ha sido más festinada que cuestionada, pero como ya se dijo, no sabremos las consecuencias hasta que veamos su implementación.

Lo que sí creo, es que a la mayoría de la gente lo que le interesa es que haya empleos y dinero circulando, venga de donde venga. Si estos dos objetivos se logran la gente estará contenta.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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