Una semana más cerca de las elecciones y ciertamente empieza a haber movimientos. Quizá los mismos ni alcancen para modificar el pronóstico inicial: carro completo para el PRI en las alcaldías de Coahuila y Durango.
Por lo que respecta del lado coahuilense, es difícil que el moreirismo pierda la capital, porque su candidato José de las Fuentes, exalcalde, exdiputado, está posicionado en la opinión pública saltillense, así que difícilmente el candidato del PAN, Isidro López pueda remontar la enorme brecha que se construyó principalmente en el sexenio populista y rapaz de Humberto Moreira.
El resto del estado quizá dé alguna sorpresa, aunque en Monclova las cosas a distancia pareciera que dan más oportunidad al ahora partido marginal, Acción Nacional. Algún triunfo en un municipio menos poblado o bien, la alianza con la UDC en Acuña podrá ser otra de las excepciones del esperado triunfo priista.
Sin embargo, en Torreón las cosas parece que no van siendo tan sencillas. De las ventajas que reportaban las encuestas que oscilaban entre los diez a más de veinte puntos, la distancia entre el puntero Miguel Riquelme y su perseguidor, Jesús de León, se empieza a acortar.
Natural es este fenómeno. Cuando un candidato como lo es Riquelme inicia con un posicionamiento tan alto, es más común que empiece a perder puntos porcentuales en las preferencias electorales; ineludiblemente alguna mella le causarán los embates que sufre a través de la campaña.
Es obvio que todos atacan al líder. Además del embate de su más cercano perseguidor, por esta ocasión la participación de un candidato como Raúl Sifuentes abona a la estrategia de la oposición toda de bombardear al abanderado priista.
Pero además de Sifuentes, también el PRD designó a una candidata, Isabel Vesuña, que está haciendo su respetable esfuerzo y lucha en las calles por poder tomar lo suyo. Al final todo esto está haciendo más compleja la previsión del resultado real de las elecciones del 7 de julio.
Aparte de todo lo antes descrito, existen dos factores que aún son de mucho más peso y que al final de cuentas serán los grandes definidores de los comicios. Por un lado la enorme estructura electoral del PRI, que siempre está presta a funcionar para lo que ha sido creada: llevar el voto masivo popular a las casillas. Además de la maquinaria priista, es real que el mexicano promedio mayoritariamente es simpatizante del propio PRI, que salvo la catástrofe que les significó para ellos la elección presidencial de 2006, nacionalmente es improbable que obtenga menos de 32%.
Esto quiere decir que en una elección de 3 (PRI, PAN y PRD) el PRI tiene de inicio el 90% del trabajo hecho con antelación. Que es importante decirlo, su chamba electoral la hacen todos los meses, no solamente en elecciones, como es el caso del PAN fundamentalmente. El segundo factor que juega en esta elección es ponderar en cuánto impactará el lastre de la administración de Eduardo Olmos a la campaña de Riquelme. Eso solamente se sabrá la noche del domingo de elecciones.
Así que en este momento, la gran pregunta es si la distancia que se está acortando entre Miguel Riquelme y Jesús de León continuará con esa tendencia, lo cual presagia unas votaciones muy apretadas, o si bien, el priista ha soportado todo lo que se debía y su caída ya se detiene y entonces estará presto para alzarse con la victoria.
Y en cuanto a todo el estado de Durango las cosas pintan con relativa calma para el gobierno priista de Jorge Herrera, quizá la única excepción sea en Gómez Palacio, donde el escenario pinta diferente al de hace apenas unas semanas, cuando también ahí el triunfo estaba asegurado.
Al acercarse las fechas definitivas, José Campillo, candidato a alcalde, no ha podido tenerlas todas consigo, y su campaña no es una garantía de triunfo. Sumando a ello el enfrentamiento del gobernador con el grupo político de la familia Herrera en estos tiempos, más el desastre que ha sido esa ciudad en materia de seguridad pública, tienen realmente nervioso al gobernador, que prácticamente todos los días está en La Laguna, con la clara intención de respaldar a su candidato. Así pues, quizá Gómez Palacio viva por primera vez la alternancia, cosa que ya ha sucedido en Lerdo y en Torreón. Será cosa de ver si le alcanzará a Augusto Ávalos.
Este es un intento de corte de caja hasta el momento de las campañas, el gobierno de Durango tiene casi seguro el triunfo en la capital, pero Gómez Palacio le duele en serio. A Coahuila le sucede lo mismo, Saltillo lo tiene controlado y en apariencia Torreón, pero las encuestas marcan ya una tendencia de que Chuy sube y Miguel está bajando.
Hay que esperar la publicación de otras encuestas para realmente tener un pronóstico más acucioso y de ahí ver si realmente se vivirá una apasionante jornada electoral o será una demostración más del poder del PRI.
