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Jacobo Zarzar Gidi

EL PERDÓN

Se calcula que en los Estados Unidos viven aproximadamente más de 200 mil "Amish" y unos 1,500 en Canadá. Estas personas son reconocidas por ser una comunidad cultural fuertemente unida, que proviene de descendientes de inmigrantes germanos y predominantemente suizos de habla alemana. Algunas de las cualidades que caracterizan a los "Amish" es su creencia en el Nuevo Testamento, su vida desarrollada en asentamientos apartados de las grandes ciudades aislándose del mundo exterior, la defensa de valores como el pacifismo, la humildad, la vida sencilla y el trabajo, así como su vestimenta al estilo Siglo XVII o XVIII.

La mayoría se concentran en Pensilvania, Ohio, Indiana, Iowa y Maryland. Su estilo de vida varía de comunidad en comunidad, pero en general son famosos por sus carros de caballos, una reliquia del pasado que contrasta con los modernos automóviles con los que a menudo comparten carretera. Su migración a Estados Unidos empezó en el Siglo XVIII y desde entonces los grupos más conservadores se han dedicado a resistir la presión de la sociedad moderna.

Su defensa de una vida simple suele implicar también el rechazo de avances tecnológicos como la televisión, la radio y hasta la electricidad, cuyo uso está permitido en determinadas ocasiones. Están decididos a frenar el avance del tiempo. Las mujeres "Amish" son famosas por su habilidad para confeccionar colchas de un rico colorido hechas con restos de ropa usada.

En una noche de verano de 1957, dos hombres que no eran "Amish", Cleo Eugene Peters -de 19 años- y Michael G. Dumoulin -de 20-, llegaron juntos al condado de Holmes en Ohio, Estados Unidos. Los dos jóvenes se conocieron en una prisión y habían acordado encontrarse después de que fueran liberados para celebrar su reciente libertad. Su idea de "celebrar" consistió en elegir, al azar, una casa para robar. La que seleccionaron fue la casa del "Amish" Paul y su esposa Dora, en Monte Hope, Ohio. Peters y Dumoulin robaron a la pareja nueve dólares, abusaron de Dora sexualmente y mataron a Paul. Paul y Dora, fieles a su religión "Amish", no ofrecieron resistencia. Su hija, de 19 meses de edad, salió ilesa.

Peters y Dumoulin robaron un auto y se fueron a toda prisa hacia Illinois. Allí dispararon a un ayudante del jefe de la policía del condado, antes de ser finalmente arrestados. Ambos fueron devueltos a Ohio, donde se les juzgó por el asesinato de Paul. Peters fue sentenciado a morir en la silla eléctrica.

Todavía afectados por el asesinato de uno de sus miembros, la comunidad "Amish" tenía que decidir cómo responder a la sentencia de muerte dictada en contra de Cleo Eugene Peters. Desde sus comienzos a fines del Siglo XVII, la doctrina "Amish" se ha opuesto a la pena capital. La vida humana es demasiado sagrada, y la posibilidad del arrepentimiento y de la rehabilitación es demasiado grande para los "Amish" -incluso, según piensan, para cualquier cristiano- como para aprobar una ejecución, sin importar lo horrible del crimen cometido. Siempre estuvieron convencidos de que el perdón de Dios no debería ser negado a nadie. Sin embargo, nunca antes, el asunto de la pena capital los había tocado tan cerca.

Lejanas comunidades 'Amish' desde Iowa escribieron a Cleo Peters en prisión asegurándole su perdón y que oraban por él. Las familias 'Amish' invitaron a los padres del hombre condenado a comer a su casa, y los líderes de la Iglesia Amish lo visitaron en la prisión del condado Lancaster. Al mismo tiempo, la comunidad "Amish" estaba determinada a pedir un aplazamiento de la sentencia. "Nos sentiremos culpables -escribió un hombre "Amish"-, si no presentamos una solicitud escrita a las autoridades pidiendo que la vida de Peters sea perdonada".

La oficina del gobernador C. William O'Neill recibió cartas y peticiones de los "Amish" hasta el día señalado para la ejecución: el 7 de noviembre de 1958. Finalmente, justo siete horas antes de la hora prevista para la ejecución, el gobernador O'Neill conmutó la sentencia de Cleo Peters. Más tarde, los líderes "Amish" dijeron que esta experiencia tuvo un profundo impacto en toda la comunidad "Amish" del condado Holmes.

Los "Amish" del Condado de Holmes en Ohio siempre creyeron estar llamados a demostrar el perdón y la paz al mundo real, no sólo en el ámbito de las teorías piadosas. Al actuar como lo hicieron, después del asesinato de uno de sus miembros, mostraron el verdadero significado de la justicia en un mundo que se inclina a definir la justicia como venganza.

La base de la virtud de la justicia es la convicción de que la vida humana es sagrada. Mientras permanezcamos inmersos en el bombardeo sensorial de la televisión y de las películas que presentan asesinatos y violencia en forma ininterrumpida, es probable que la vida humana sea vista no sólo como barata sino como carente de valor alguno. La virtud de la justicia respeta los derechos de todas y cada una de las personas, gracias a la dimensión sagrada de la vida humana.

De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, la justicia es "la virtud moral que consiste en la voluntad constante y firme de dar lo que corresponde a Dios y a los semejantes". Vivimos la virtud de la justicia respecto a Dios siendo fieles a nuestra fe. Lo hacemos siendo piadosos y creyentes en nuestra vida cotidiana, en nuestro hogar y con nuestra familia, participando en una comunidad inmersa en la fe, observando nuestras tradiciones cristianas y dando testimonio de ellas a través de nuestras acciones.

La virtud de la justicia es una virtud espiritual y personal que nos lleva a buscar el bien de los demás aunque sea a partir de nuestro sacrificio, sabiendo, que, en realidad, el bien de los demás es también nuestro propio bien. Es tan importante la justicia, que hace más de mil seiscientos años, San Agustín habló de ella tan plenamente como nadie más ha podido hacerlo: "Que se cumpla la justicia a pesar de que el mundo perezca".

El signo principal de que estamos haciendo la voluntad de Dios es la paz y otros elementos que la acompañan: un sentimiento interior de libertad, una cierta dilatación del corazón y una alegría interior. Yo estoy seguro de que los "Amish" sintieron todo eso cuando obtuvieron del gobernador la conmutación de la pena de muerte que había sido dictada en contra de Cleo Eugene Peters.

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