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Precandidatos panistas

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

El proceso del Partido Acción Nacional, para elegir candidato a la alcaldía de Torreón, y llevarlo a la elección constitucional de julio próximo, ofrece como alternativa a Jorge Zermeño Infante o a Jesús de León Tello.

Se trata de dos panistas de peso completo de dos generaciones diversas, con veinticinco años de edad de diferencia. Ambos son licenciados en derecho y provienen de la cultura del esfuerzo. Zermeño se desempeñó durante más de tres décadas como comerciante, en tanto que De León se hizo abogado en el despacho de su padre, en donde ha ejercido la profesión alternando con su carrera política desde hace veinte años.

Además de haber sido el primer alcalde panista de Torreón, Zermeño ha sido dos veces Diputado Federal por vía plurinominal, Senador de la República y Embajador de México en España. Los buenos resultados de su gestión como Presidente Municipal le dan cierta ventaja, pero su ausencia de la región en los últimos años le afecta en forma negativa.

Chuy de León también es un político exitoso. Entró a las filas del PAN bajo el liderazgo formativo de Juan Antonio García Villa y en las elecciones de 1996 se integró muy joven como Síndico en el primer Ayuntamiento panista.

Ganó una diputación local en 2002 y una diputación federal en 2006, venciendo en cada elección de manera contundente y por muy amplios márgenes al empresario Carlos Jalife García y a la Señora Lucrecia Martínez de Santibáñez, dos de los mejores cuadros del PRI, emanados de la sociedad civil torreonense.

La figura de Jesús de León, no corresponde a la del candidato perdedor que le atribuyen los del PRI. Es cierto que en la elección de 2009 fue vencido por la aplanadora priistamoreirista que impuso a Eduardo Olmos en la Alcaldía de Torreón, pero De León tuvo el mérito de mantener vigente a su partido y ofrecer una opción electoral a la ciudadanía, al luchar en condiciones desventajosas en el marco del férreo control político que tiene postrados y cautivos a nuestra Ciudad y Estado, a partir de los recursos malversados de la megadeuda de Coahuila.

Esta actitud de haber combatido contra toda esperanza, le da a De León una ventaja al interior del PAN sobre Zermeño, quién sin despeinarse se ha mantenido al margen de la lucha que ha dado el panismo local en los últimos años, en contra del despotismo y la impunidad que tienen hundida a nuestra región.

Basta ver las planillas de ambos contendientes para advertir los efectos del desarraigo de Jorge Zermeño y el cobijo que recibe De León de sus compañeros de partido.

En la planilla de Zermeño, la figura digna de mayor comentario es Hernán Sirgo, quién administró la Tesorería del Municipio de manera tan eficaz y transparente, que contrasta con la podredumbre y la mediocridad reinante en estos días. Sin embargo, sobre Hernán también pesa el desarraigo, puesto que no obstante que está formalmente domiciliado en esta ciudad, atiende sus negocios en Zacatecas desde hace diez años.

Jesús de León ha integrado una planilla presentable, en cuanto a vinculación a las distintas corrientes de su partido y a la sociedad civil. Destacan el empresario de la industria farmacéutica Rogelio Cuéllar; Javier Cavazos Gómez, expresidente estatal del PAN de Coahuila; la señora Phyllis Peegram de Medina, empresaria y promotora deportiva; la señora Gabriela Casale de Alonso, que ofrece un perfil combinado de oficio político y arraigo social y la señora Amelia Díaz Flores, destacada dirigente de Organizaciones no Gubernamentales, quien se incorpora al equipo de Chuy como candidata ciudadana.

Uno u otro de los dos precandidatos puede ganar al PRI. Es más cualquiera debería de hacerlo, porque dado el lamentable estado de nuestra ciudad y los pésimos resultados de la actual administración, resulta inconcebible que haya quien vote por el PRI, ahora que Moreira se apresta a repetir el esquema de imposición de otro alcalde títere.

El problema de quien resulte abanderado de Acción Nacional, sigue siendo el de enfrentar a la aplanadora compradora de votos que está aceitada y funcionando, con cargo a recursos de la megadeuda cuyo paradero actual desconocemos, pero que en los próximos meses veremos operar a tambor batiente.

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