Cuando parecía algo rebasado, superado, olvidado, no señores, ¡aparece de nuevo! el fantasma que por décadas ha azotado a nuestra Selección Nacional de futbol, el del estrepitoso ridículo. Estamos de acuerdo que aun el Barcelona tiene juegos malos y no le puede ganar a equipos infinitamente inferiores, pero aun así, perdiendo o empatando su esencia se mantiene intacta, siempre dando la impresión de que en cualquier momento lo puede resolver. Lo del miércoles pasado en el Azteca fue de una ridiculez mayúscula, de las dimensiones que puntualmente sufrieron los técnicos de la era jurásica, Tréllez, Cárdenas, Roca y dinosaurios similares.
Después de una serie de impresionantes triunfos culminados con la obtención del oro olímpico, parecía que nuestra Selección por fin se establecería como un equipo de elite en nuestro continente, obvio, no exento de perder como ninguno lo es, pero ya liberado de exhibiciones más allá de lo lamentable como la del miércoles pasado. Lo increíble es que existe una prensa que prácticamente justifica tan horrendo proceder, y vienen los rollos de siempre: "nadie dijo que iba a ser fácil", "Concacaf ha crecido" y más patochadas como esas. Pero la más increíble es: "lo importante es calificar", criterio simplemente inadmisible, cuando el área más pobre del mundo futbolístico concede tres plazas y media entre seis contendientes, decir que limitarse a calificar es suficiente es una aberración.
La Selección de Jamaica venía de una hecatombe, al no calificar en la Copa del Caribe que da cuatro lugares para la Copa Oro, déjenme detenerme aquí para dimensionar el rival que casi vence a nuestra Selección en el Estadio Azteca, los Reggae Boyz fueron superados por Cuba, Trinidad y Tobago, Haití y Martinica, estos cuatro estarán en la Copa Oro, mientras que Jamaica fue humillado feamente, corrieron a tres cuartas partes del equipo, incluyendo al técnico y así todos bocabajeados llegaron contra el Gigante del área, para proceder a bailar al equipo mexicano y si no fuera por su pobreza técnica debieron de ganar el partido. Los que verdaderamente importan, que son jugadores y cuerpo técnico, ojalá hallan entendido cabalmente lo bajo que cayeron, ellos son los que lo tienen que entender y resolver; la prensa, que de manera absurda alega que lo importante es calificar, que siga con su fiesta, por Dios, la única manera de justificar una calificación sea como sea es superar la ronda de grupos en Confederaciones o en el mismo Mundial, no en este hexagonal plagado de equipos sumamente limitados. Exijamos buen futbol, la calificación vendrá por simple gravedad.
