La biblioteca de John Dee estaba formada por 10 mil volúmenes. Los reunió a lo largo de su vida: empezó a comprar libros cuando tenía 10 años. Ahora, llegado a los 60, le pareció que los libros le pesaban como si los llevara todos sobre sí.
Decidió, pues, mudarse a otra casa. No llevaría consigo ningún libro. Cuando necesitara alguno iría por él a la casa donde dejó su biblioteca.
Cierto día John Dee necesitó un libro. Fue a buscarlo y lo llevó a su nueva casa. Pocos días después requirió otro. Hizo lo mismo. No haré larga la historia: un año después los 10 mil libros estaban todos otra vez en la nueva casa de John Dee. Los miraba el filósofo con infinito amor y decía:
-Ya sé que los libros no son la vida. Pero sí son mi vida.
¡Hasta mañana!...