-Este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
María Ángela, mi nieta pequeñita, me contesta:
-Sí.
Y vuelvo a recitar:
-Este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Sin vacilar María Ángela me dice:
-Sí.
Le pregunto, divertido:
-¿Por qué, hijita?
Me contesta:
-Para que estés conmigo otro ratito.
Y vuelvo a comenzar. Con los nietos siempre vuelve uno a comenzar.
¡Hasta mañana!...