Le costó la violencia de género

"¡Aquí el que da las órdenes soy yo!"; fue lo que José escuchó a lo largo de su infancia y adolescencia, hasta que contrajo matrimonio y comenzó a repetir la misma frase con su pareja.

A ésta fueron sumándose otras afirmaciones como: "Si no haces lo que te digo, me voy de la casa, pero antes te madreo. ¡Tú no sirves para nada!". Y cuando su mujer quiso entrar a la escuela para terminar sus estudios de secundaria, su comentario fue: "¡Eres burra. No tienes la inteligencia necesaria. No creo que puedas!".

En entrevista, José comenta que aprendió bien, porque escuchó durante toda su infancia y adolescencia aquellos códigos o mensajes que utilizaba su padre para someter a su madre, "que hasta la fecha acepta el maltrato".

Explica que la violencia hacia su pareja comenzó en el noviazgo, y ésta fue incrementándose a lo largo de 15 años. "Yo ejercía violencia emocional. Aplicaba el silencio contra ella durante días completos; o me olvidaba de fechas o compromisos que sabía que eran importantes para mi pareja. Una vez llegué a decirle: "Eres una estúpida, tú no entiendes nada de lo que yo te digo.

"La violencia iba en aumento cuando sentía que mi poder sobre ella disminuía o que este poder ya no tenía efecto. Ella se dedicaba a atenderme al 100%. Durante más de una década yo me beneficiaba del machismo".

Fue una noche de sábado cuando su esposa le pidió que hablaran. Lo que dijo entonces fue: "Ya no quiero vivir contigo. La decisión está tomada".

"Le rogué. Le pregunté por qué. Intenté disuadirla. Ella nunca antes me había hablado de esa manera. Le prometí que no volvería a violentarla, pero me dejó y se fue de la casa. Nunca pensé que ella me dejaría algún día. Y fue en ese momento cuando se fue al carajo todo lo macho que yo era", relata José.

Él cayó en depresión; después de cierto tiempo buscó ayuda. Supo de Gendes AC., asociación civil que da atención a hombres que ejercen violencia de género e impulsa procesos tendientes a formar relaciones humanas sustentadas en el respeto y la igualdad.

Asumió que debía incorporase a los grupos para acceder a un autoconocimiento crítico. "Ojala que las puertas de este programa se hubieran abierto antes para mí", agrega.

"Trabajé en la identificación y erradicación de actitudes violentas, a través del programa Hombres Trabajando(se)". Estos grupos ponen en práctica el modelo Cecevim (Centro de Capacitación para Erradicar la Violencia Intrafamiliar Masculina), desarrollado por el doctor Antonio Ramírez, socio fundador de Gendes, A.C.

Hoy, José es facilitador. Esto implica reunirse dos veces por semana con grupos de hombres que ejercen violencia de género, como él lo hacía, para asesorarlos en el camino hacia una reeducación. "Realmente es muy fuerte escuchar a los hombres explicar de qué manera violentan a sus parejas femeninas, a veces de maneras inverosímiles, pero soy confrontativo con ellos en los espacios reeducativos en los que nos reunimos. Tengo un compromiso hacia la sociedad, para que los varones desaprendan la violencia y construyan relaciones de cercanía, respeto y afecto.

"He comprobado que ningún hombre se siente bien consigo al ejercer violencia. Siempre pregunto si los hombres presentes desean ser violentos con sus parejas, y la respuesta es siempre negativa. Detrás del que ejerce violencia hay mucho miedo y tristeza.

 UN CAMINO DIFíCIL

"Se dice fácil, pero es un proceso que implica un trabajo (energía y tiempo) para reconstruir nuestros aprendizajes de 15, 30 ó 50 años y construir nuevas formas de relacionarnos", comenta a su vez Eduardo Liendro, del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, A.C (Coriac).

En 2011, Gendes, A.C inició acciones para analizar y prevenir la participación de los hombres en la trata de personas con fines de explotación sexual.

Actualmente desarrolla intervenciones comunitarias con asociaciones civiles de Tlaxcala.

El modelo de capacitación Cecevim-Gendes ya se ha replicado en estados como Chiapas, Nuevo León, Puebla, Michoacán y Sinaloa, así como en países del extranjero como Uruguay, Panamá, Chile y Estados Unidos, lugar donde el doctor Ramírez Hernández dirige el centro Cecevim, en San Francisco, California.

"La intervención tendiente a erradicar la violencia de género al trabajar con hombres que ejercen violencia ha demostrado un "cambio profundo en el 40% de los hombres que trabajan con este sistema", comenta.

Hoy, José tiene una nueva pareja, que no le cree cuando él le comenta que fue un hombre que ejercía violencia hacia quien fuera su esposa.

"Yo requería pasar por un proceso que comenzó cuando decidí aceptar la responsabilidad de mi violencia", narra.