EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

La hija de Elba Esther

GENARO LOZANO

Mientras la atención pública está concentrada en el fallo del Tribunal Electoral con respecto a la elección presidencial, un nuevo Congreso acaba de tomar posesión y urge prestarle atención.

Como siempre, la integración de la nueva Legislatura es una muestra de claroscuros, de contrastes y hasta de algunos casos increíbles que bien podrían sustentar la idea del "excepcionalismo" mexicano, ese resignado "sólo pasa en México" o "aquí nos tocó vivir, ya qué".

Ahí están por ejemplo los casos de legisladores que conocen exhaustivamente los procedimientos y las reglas del trabajo legislativo, como Javier Corral. Ahí están también quienes tienen una amplia trayectoria política, como Manlio Fabio Beltrones o Manuel Camacho. Ahí están también quienes han dedicado su vida al estudio académico del Poder Legislativo y que ahora hacen una inmersión etnográfica en su campo de estudio, al tiempo que luchan por salvar la vida, como Alonso Lujambio.

La nueva Legislatura también tiene a personas que han ido construyendo su carrera poco a poco y que han aguantado el maltrato de su partido, como Gabriela Cuevas y a otras cuya carrera se ha hecho más bien a las carreras y con quienes sus partidos han sido dadivosos, como Ana Gabriela Guevara, Luisa María Calderón y Mariana Gómez del Campo.

Como con cada Legislatura, también llega un grupo de figuras polémicas a "representarnos", el grupo "sólo en México", integrado por personajes marcados por historias de corrupción, de traición ideológica, de clientelismo, de privilegio, de despilfarro del dinero público. Personajes intocables como Manuel Bartlett, Carlos Romero Deschamps, Jorge Emilio González, Dolores Padierna y hasta en clanes, como Mónica Arriola y René Fujiwara, hija y nieto de Elba Esther Gordillo.

Mónica Arriola tiene todo el derecho de defender su carrera política y sus logros profesionales. Después de todo, ella ha sido Secretaria General de Nueva Alianza "por méritos propios" y no por el hecho de que su madre haya sido la fundadora de ese partido. Por ello, por el "arduo trabajo" de su hija, ahí estuvo Elba Esther, en papel de madre orgullosa, durante la juramentación de la senadora.

Arriola ocupa una curul plurinominal, es decir no hizo campaña, ni tuvo que pelear un solo voto sino que llega al Senado gracias a la alianza del Panal con el PRI y con el Partido Verde en Chiapas, estado en el que pocos saben quién es ella y al que ella conoce gracias a su abuela, "quien le contó de Chiapas, de sus costumbres y tradiciones", según narra una crónica de diciembre de 2011, escrita por Isaín Mandujano en la revista Proceso.

Para el "excepcionalismo mexicano" eso ya no nos asombra. Después de todo, estamos tan acostumbrados a que nuestr@s legisladores no sean del estado o del municipio al que representan. Vemos como una normalidad el que de pronto una mujer nacida en el DF represente al estado de Baja California. No, eso no es relevante para el trabajo legislativo, dirán algunos.

Lo que sí es relevante es que Mónica Arriola está en el Senado para trabajar los temas que le interesan a ella, para representar al Magisterio y para incidir en la agenda legislativa en los temas de la educación. De hecho, ya empieza a escucharse que Arriola busca la presidencia de la Comisión de Educación en el Senado. Y es este punto el que causa alerta y, de concretarse, debería originar una rebelión contundente desde el Senado y desde la sociedad civil.

El trabajo legislativo más importante se realiza en las comisiones. En ellas, los legisladores analizan las iniciativas de ley a detalle, sugieren cambios, las dictaminan. En las comisiones es donde está el verdadero trabajo, la "talacha", y en donde los senadores y los diputados se especializan en un tema y logran hacerse de una reputación profesional con sus colegas y fuera de las cámaras.

De acuerdo con las memorias de trabajo de la Comisión de Educación del Senado, esa comisión recibió unos 400 instrumentos legislativos y desahogó unos 224 de septiembre de 2006 a abril de 2011. A esa comisión le compete "la evaluación de las políticas públicas y la generación de propuestas encaminadas al mejor desempeño del Sistema Educativo Nacional".

En otras palabras, si Mónica Arriola llegase a ocupar la presidencia de la Comisión de Educación del Senado y si, por su lado, René Fujiwara ocupara un asiento en la Comisión de Educación Pública y Servicios Educativos de la Cámara de Diputados, hija y nieto estarían desde el Congreso evaluando el trabajo de Elba Esther y emitiendo recomendaciones para la mejora en la calidad educativa. ¡Qué belleza!

Alguien podría argumentar que Elba ya tiene operadores en el Congreso desde hace mucho, legisladores que le deben su curul a la maestra. Sin embargo, si Mónica Arriola llega a la presidencia de la Comisión de Educación del Senado, sería sólo gracias al apoyo del PRI, partido que mandaría un mensaje claro: el sexenio de Peña Nieto tampoco hará algo por arreglar el desastre educativo de México y, al igual que con Calderón, la maestra seguirá controlando la educación. Sólo en México…

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 783001

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx