Ahora que se ha puesto de el hablar de la Luna, llama la atención que en 1953 un abogado de nacionalidad chilena acudiera, muy diligente él, a inscribir en el Registro Público de la Propiedad de la ciudad de Talca una escritura en la que se le daba el título de dueño del cuerpo celeste que usted y yo, junto A los demás habitantes del planeta Tierra, conocemos como nuestro satélite natural, llamado Luna.
Era suficiente en Chile para adquirir propiedades sin título de dominio declararse como dueño, desde antes del año de 1857, en este caso de la Luna, utilizando la fórmula legal para sanear terrenos mediante la inscripción de una escritura, pidiendo a un Notario Público quedara en su protocolo constancia de su declaración. Conforme a las leyes chilenas publicó tres avisos en el Diario Oficial para que cualquiera que se creyera o poseyera algún derecho sobre el mismo terreno tuviese la oportunidad de impugnar. Transcurrido el plazo procedió a inscribirla como su propiedad en el Conservador de Bienes Raíces de Talca. Sus planes, eran irse a la Luna, a vivir en un mundo sin envidias, odio, vicios ni violencias.
Tramitó la revalidación de su propiedad en Washington D.C. lo que logró antes del alunizaje de la misión espacial Apolo XI. En mayo de 1969 dice, recibió el siguiente comunicado: "Solicito en nombre del pueblo de los Estados Unidos autorización para el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que le pertenece a usted. Richard Nixon, 1969".
Él dice haber respondido: "En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Walt Witman autorizo el descenso de los astronautas Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor Presidente".
Esta anécdota obviamente es apócrifa. Además, en la misma Notaría, el dueño legítimo de la Luna la legó al pueblo chileno. En 1980 el estadounidense Dennis Hope formalizó en una oficina del registro de San Francisco la adquisición de la Luna, dedicándose, desde ese entonces, a vender parcelas en terreno selenita.
Debo decir, que la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior en la Resolución número 2222 de la XXI Asamblea General, expidió un Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización el espacio extraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes.
En septiembre de 2010 una noticia causó revuelo a nivel mundial: con el siguiente encabezado: La verdad sobre "la embajadora extraterrestre".- LA ONU nombraba a la reconocida astrofísica Mazlan Othman como la representante de los seres humanos ante vida de otros planetas. El diario Sunday TIme aseguraba que la Organización de las Naciones Unidas había designado una "embajadora de la ONU en el espacio". Casi de inmediato la información se propagó en diversos medios de comunicación en todo el mundo por su contenido insólito.
Poco tiempo después la nota periodística sería desvirtuada, para decepción de los entusiastas creyentes de la existencia alienígena. Richard Crowther, profesor de la Agencia Espacial del Reino Unido habría declarado que "Mazlan Othman es lo más cercano que tenemos a un representante frente a los aliens".
Lo que pienso es que está llegando el momento en que la humanidad debe decidirse a optar por cualquier solución al problema de la sobrepoblación. Es este un término que se refiere a una condición en que la densidad de la población, se amplía a un límite que provoca un empeoramiento del entorno o bien, una disminución de la calidad de vida.
En 1803 el economista Tomas Malthus dio a conocer su ensayo en el que sostiene que el mundo tendría un desenfrenado crecimiento en su población, que generaría conflicto, hambre y enfermedades, sosteniendo que mientras el crecimiento de la población en el mundo se daba en forma geométrica, la producción de alimentos aumentaba tan sólo en progresión aritmética.
Malthus proponía aplicar un control de natalidad. Después de lo que se ha visto en China, en que se han llegada a extremos indeseables para llevar el control, no es aconsejable. Lo bueno es que, hoy por hoy, la producción de alimentos, ayudada por la tecnología, crece mucho más rápido que la población. En fin, gocemos, en tanto, de la Luna Azul que no es de ese color, sino que se le llama así a la que aparece en por segunda vez en un mes.
