En el tema de las creencias, lo mejor es no alegar. Dicen que no se debe discutir de política, toros o religión porque se puede terminar hasta en los golpes. Sin embargo, casi todos los que practicamos la religión católica tenemos a un santo que es de nuestra completa devoción.
Recuerdo que de chavitos, la recámara de mis padres era presidida por una enorme imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, de quien mi señora madre esperaba siempre los más asombrosos milagros.
Luego, estudiamos con los padres salesianos y por lógica, nuestra veneración se volcó en la bonachona figura de San Juan Bosco y su discípulo más aventajado, Santo Domingo Savio, muerto a temprana edad y canonizado por ayudar a los fieles desde el más allá.
Poner a San Antonio de cabeza es una práctica común en aquellas mujeres que sienten que se les está yendo el tren y tienen urgencia de contraer matrimonio. No saben las pobres que escondido tras el altar, está el féretro del amor.
Las peregrinaciones para adorar figuras sacras son también muy socorridas y en México tenemos, entre otras, las de la Virgen de Zapopan y la "madre de todas las mandas", la de la "Morena del Tepeyac", a quien se le encargan las causas más perdidas.
Usted me podrá decir que es San Martín de Porres el más "picudo" o quizá San Judas Tadeo o sea usted de los modernos clientes de San Malverde, protector de los narcos o llegue al extremo, absurdo de suyo, de ser feligrés de la "Santa Muerte".
El tema es que, sea cual sea el santo de su predilección y fe, se queda chiquito ante los milagros que ha operado en nuestro país, concretamente en Guadalajara, San Johan, patrono de los directivos viscerales en el futbol.
Este santo varón, holandés de origen, ha hecho el milagro de dotar de paciencia infinita al propietario del "rebaño sagrado". En otras circunstancias, es decir, sin la intervención divina, John van't Schipt estaría a estas alturas más desempleado que un candidato perdedor pero por esa intercesión, puede sentirse firme en el timón de la nave rojiblanca.
También le hizo entender al magnate que su estadio no podía ser el mejor con cancha artificial. Eso se lo había dicho nada más todo el mundo pero eran mortales los que así hablaban. Llegó el mensaje celestial y en dos patadas se levantó el tapetito y se sembró yerba natural. ¡Alabado sea el Señor!
Pensarán que es un asunto menor pero el milagro más grande de San Johan, ha sido limitar la intervención de la señora esposa del millonario en asuntos de futbol. Por eso sostengo y me la juego ante quien sea, que el santo más efectivo, cumplidor y eficaz, es este nacido en los Países Bajos.
La diferencia sería que los santos de antaño se conformaban con un donativo o una misa y este cobra millonadas en dólares. En un mundo global, los milagros se han vuelto caros.
