‘El dar no envilece...’
En el creciente inconformismo de nuestra sociedad está el de los programas sociales que llegan a millones de mexicanos, no al ciento por ciento de su efectividad, ya que muchos programas son alterados, cooptados y hasta saqueados por funcionarios menores, líderes, “coyotes”, comisariados y uno que otro alcalde ladino que desvían esos recursos para grupos de amigos y familiares que realmente no se necesitan.
Dentro de ese inconformismo está también el grupo de los que, llámense clase media, aporta a través del cumplimiento al pagar honesta y totalmente sus impuestos, generando la riqueza que será repartida entre los que menos tienen.
Sin embargo, estos cumplidos ciudadanos no se quejan de la aportación que “voluntariamente” hacen al gobierno sino la desfachatez de cómo esos gobiernos gastan sin misericordia los dineros llagando a los más pobres sólo migajas de la gran bolsa acumulada para ellos por una sociedad castigada por las tarifas de predial, tenencias, derechos vehiculares, prendarios, urbanos y demás.
Pero existe otro grupo, mucho más fuerte, que también aporta lo suyo, el de los empresarios que han visto con tristeza cómo se manejan estos programas y la poca o nula vigilancia y aplicación de la ley en su caso cuando el dinero vuela a manos ajenas a las más aberrantes necesidades.
Debemos dejar claro que el gobierno y sus políticos no son los que producen o transforman la riqueza del país; el gobierno es una nómina odiosa que todos pagamos.
En esas latitudes del poder también están los líderes máximos de los sindicatos todos que se alimentan de las cuotas y aportaciones de los trabajadores y que el gobierno les da de nuestro dinero.
Luego siguen los funcionarios públicos de alto nivel: diputados, senadores, ministros, consejeros gubernamentales y del IFE, cónsules, magistrados, rectores, embajadores, etc.
Son miles y miles los que sangran, perdón, los que cobran del erario que Usted y yo y todos los trabajadores que pagamos impuestos generamos, el gobierno como tal no aporta nada, sólo administra lo que se produce en el país; como administra pues le toca recibir de entrada todas las ganancias y de ahí saca una parte para vestirse ante la sociedad propia y extraña como un benefactor creando estos programas sociales que dan a la gente subsidios y apoyos.
Cosa que Usted y yo no podemos tener ya que los beneficios sólo son para los más pobres y para los más ricos, los de media tabla somos hijos de gendarme.
Estemos o no de acuerdo en cumplir así nos enseñaron nuestros padres, la escuela y la iglesia, que son tres de los controles más efectivos en toda sociedad y aunque no vayamos a ver al Santos unos siete sábados a veces somos tan irracionalmente cumplidos (se nos llama de otra forma que aquí no me van a publicar) que el dos de enero casi les estamos tocando a la Recaudación de Rentas a las ocho de la mañana... ¡para pagar!
Aún así, recordándoles toda su parentela a los Moreira, pagamos, porque somos cumplidos.
Parte de ese pago, sacrificio casi, sirve para que otros accedan a mejores niveles de vida y en verdad, eso no nos molesta, lo que si nos llena de coraje es cuando vemos que que tal o cual político se adorne diciendo:...”mi gobierno hizo esto, aquello y los demás”....”gracias a mis gestiones logramos en este administración “bla, bla, bla, bla,.... y para colmo que esos marrulleros coaccionen a los más pobres a que les tienen que agradecer y hasta besar la mano por la mondrega despensa que le dan.
Que no se equivoquen los políticos, viven del pueblo y hacen las obras sociales con lo que produce el pueblo; que no se equivoquen los pobres, el gobierno solo les da lo que millones de mexicanos generamos con nuestro esfuerzo.
Mire Usted, tan poco productivo es el gobierno que los diputados federales y senadores no pagan impuesto, ¡Hacienda se los regresa íntegros!
El dar no envilece, pero si la forma de condicionar estos apoyos por parte de quienes quieren votos; votos a cambio de comida, el hambre como arma para sus mezquinos intereses; ¡eso no se vale!
Que esa gente sepa que esa despensa, vale o medicina se lo ha dado México, su gente, los suyos, no su gobierno, él solo es el representante nuestro para hacerle llegar esa ayuda que debiera ser más porque hay más para eso solo que se queda atorada entre las rocas de la corrupción y la impunidad.
¿Hasta cuándo, señores diputados, hasta cuando se dignarán en cambiar el discurso?.
¿Hasta cuándo Senadores, hasta cuándo el peculado y el desvío de recursos, el saqueo de las arcas municipales, estatales o federales en el gobierno mexicano será un delito grave que alcancen penas de cuarenta años o más?.
Hoy las penas son para nosotros que tenemos que pagar hasta por más de cuarenta años deudas estatales inmisericordes, FOBAPROAS, y demás diabluras....mientras los diablos siguen libres.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.
