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Revelan espionaje contra Kofi Annan

EL PAÍS

LONDRES, INGLATERRA.- Los servicios secretos del Reino Unido grabaron las conversaciones del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en vísperas de la guerra de Irak.

Así lo reveló ayer Clare Short, ministra de Tony Blair hasta que decidió abandonar el Gobierno tras la guerra en protesta por el pobre papel reservado a la ONU en la reconstrucción del país.

El primer ministro británico, que no desmintió directamente la veracidad de las revelaciones, calificó de “irresponsable” a su antigua ministra y se limitó a decir que sus espías “siempre actúan de acuerdo con la legalidad”.

Las denuncias de Clare Short se producen 24 horas después de que el Gobierno británico decidiera no procesar a Katharine Gun, la traductora empleada en el cuartel general de espionaje del Gobierno -GCHQ-, por filtrar a la prensa en vísperas de la invasión de Irak un documento que revelaba los espionajes practicados por los servicios secretos de Estados Unidos en la ONU.

Esos espionajes se realizaron en las oficinas de los países del Consejo de Seguridad que dudaban entre apoyar la guerra o defender la postura defendida por Francia, Alemania, Rusia y otros países de prolongar las inspecciones en Irak para mantener la presión sobre Saddam Hussein sin ir a la guerra.

Clare Short lanzó las acusaciones de que los británicos escuchaban las conversaciones de Kofi Annan en una entrevista en el programa Today de la BBC, donde estaba comentando el caso de Katharine Gun. “Presionar es una cosa, pero espiar es otra… Espiar en Naciones Unidas es algo muy diferente. ¿No es así?”, le preguntó el periodista. “Desde luego, pero esas cosas ocurren”, respondió ella. “Y en el caso de la oficina de Kofi se ha venido haciendo durante cierto tiempo” añadió. “¿Cree que el Reino Unido ha estado implicado en ello?”, le preguntan. “Desde luego, yo he tenido conversaciones con Kofi en los prolegómenos de la guerra en las que pensaba “Oh querido, va a haber una trascripción de esto y la gente verá lo que él y yo estamos diciendo”, respondió.

La ex ministra admitió que sabía que eso ocurría mientras estaba en el Gobierno –“Absolutamente, yo misma he leído transcripciones e informes de esas conversaciones”- pero aseguró que no sabía si esas escuchas eran legales o no: “No lo sé, supongo que sí, pero no sé nada acerca de legalismos”.

Tony Blair, que compareció ayer en su habitual rueda de prensa de cada mes, calificó la denuncia de Short de “totalmente irresponsable pero completamente consecuente” con el carácter de la ex ministra, que ha lanzado furibundos ataques contra él desde que abandonó el Gobierno.

El primer ministro, que parecía muy afectado por la revelación a pesar de sus esfuerzos por parecer tranquilo, se negó en redondo a confirmar o negar el espionaje, amparándose en la discreción que se exige a un primer ministro en materia de inteligencia. “No voy a comentar el trabajo de nuestros servicios secretos… y no se tomen eso como una indicación de que las acusaciones hechas por Clare Short son ciertas”, dijo.

El primer ministro insistió también en que el espionaje británico “actúa de manera legal”. Una frase que no aclara si está desmintiendo o confirmando las escuchas porque según algunas interpretaciones, con la Ley en la mano las escuchas a Kofi Annan serían ilegales si se hicieron mediante la instalación de micrófonos en su despacho pero legales si han sido mediante la interceptación aérea de sus conversaciones, sin invadir físicamente las instalaciones de Naciones Unidas.

En sus declaraciones a la BBC, Clare Short nunca utiliza la palabra “bug” con que los británicos se refieren a introducir una grabadora o micrófono en una habitación para escuchar una conversación de manera clandestina.

El portavoz de Kofi Annan, Fred Eckhard, no quiso ayer revelar si se han encontrado micrófonos en los periódicos rastreos que se hacen en el despacho del secretario general pero aseguró que la única manera de interceptar su teléfono sería pinchándolo. A su juicio no hay duda de que las escuchas, si se han producido, han sido ilegales porque contravienen las convenciones internacionales. “Nos reafirmamos en el principio según el cual las instalaciones (de la ONU) son inviolables bajo el derecho internacional y esperamos que todos los Estados miembros respeten sus compromisos”, dijo.

“No estamos en condiciones de saber si las acusaciones son ciertas o no. Proceden de un ex ministro del Gobierno británico y, si fueran ciertas, estaríamos muy decepcionados”, añadió. “Esas actividades quebrantarían la integridad y la naturaleza de los intercambios diplomáticos. Todos los Estados tienen que respetar la confidencialidad de las conversaciones”, añadió.

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