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Dr. Raúl Domínguez González

El Alcohol y el Cáncer

Contra lo que muchas personas creen, el alcohol también es un factor de riesgo para desarrollar el cáncer. El alcohol contiene sustancias que en sí mismas son capaces de desencadenar el proceso de formación del cáncer, así como sustancias que si bien no son cancerígenas, sí refuerzan la acción tóxica de otros productos. Este segundo tipo de toxicidad se multiplica cuando se combina el alcohol con el tabaco.

La relación que existe entre el alcohol y el tabaco se observa tanto en el ámbito social como en el organismo. Es muy difícil separar estos dos estimulantes: las personas que beben en exceso también acostumbran fumar, mientras que los abstemios suelen fumar menos. Además, es muy común que una persona consuma ambos productos a la vez, debido a la carga social que conlleva su combinación. El alcohol refuerza las propiedades nocivas del cigarro, por lo que si usted fuma y bebe, se recomienda que deje de hacer al menos una de las dos cosas; claro, lo mejor sería olvidarse del alcohol y el tabaco por igual. En lo que respecta al primero, no es necesario evitarlo por completo para prevenir daños en la salud, basta con no consumirlo en exceso.

Los estudios epidemiológicos relativos al alcohol plantean varias dificultades. Por principio de cuentas, es difícil determinar una cantidad exacta de alcohol que permita identificar quiénes los consumen en exceso y quiénes no. Esta cantidad se define para cada caso individual, debido a que cada persona presenta una resistencia diferente al alcohol. Cada ser humano, sea hombre o mujer, tiene un número diferente de enzimas encargadas de la asimilación y la eliminación del alcohol, por lo que los efectos de éste varían de una persona a otra. Existen algunas pautas generales que están ligadas a la raza y el tamaño corporal; por ejemplo, en las personas de raza amarilla tienen menos enzimas para procesar el alcohol que las de otros grupos étnicos.

No obstante lo anterior, hay cantidades de alcohol que resultan excesivas para cualquier organismo. Las mujeres toleran una cantidad menor de alcohol que los hombres. Se considera que una mujer que consume 3 o más copas a diario se encuentra en una situación de riesgo; es decir, que está más expuesta a ciertos tipos de cáncer, como el de estómago, hígado, boca, faringe, laringe, esófago, colon, recto, pulmón y seno.

Otro problema con los estudios epidemiológicos del alcohol es que se supone que los riesgos varían dependiendo de la clase de bebidas alcohólicas que se ingieran. Por ejemplo, el cáncer de esófago se ha relacionado con el consumo de cierto tipo de bebidas muy particulares: el brandy de manzana que se elabora en Normandía, Francia, una bebida china conocida como pai-kan y un aguardiente africano elaborado a base de maíz. Las tres bebidas difieren en sus ingredientes, pero tienen en común una alta concentración de alcohol en su composición.

El vino tinto y la cerveza constituyen dos casos interesantes. Se considera que el primero en cantidades mayores a dos copas diarias, aumenta el riesgo de cáncer de estómago; pero en cantidades menores puede ser un protector contra otros tipos de cáncer, ya que contiene una gran cantidad de antioxidantes. Con respecto a la cerveza, los especialistas no han logrado establecer un consenso, debido a que han obtenido distintos resultados experimentales. En Hawai se encontró que había relación entre el consumo de cerveza y el cáncer de boca, lengua, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, pulmón y riñón; mientras que en estados unidos y otros países la asociación observada fue con el cáncer de colon y el de recto. Otros estudios llevados a cabo también en Estados Unidos -y en Noruega y Finlandia- no lograron establecer ninguna relación entre la cerveza y el cáncer. Debido a esta disparidad en los resultados, los científicos no han podido confirmar, pese a las sospechas que tienen, la existencia de una relación entre cerveza y cáncer.

El sentido común nos dice que es mejor no abusar del alcohol o evitar su consumo. Esto no sólo disminuirá los riesgos de que el cáncer haga su aparición, sino que también será un factor de prevención contra otros padecimientos como la cirrosis, la gota y la diabetes, así como la pancreatitis (inflamación del páncreas).

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