?LA LIMPIEZA DEL CLÓSET? SEPARAR LO INÚTIL DE LO ÚTIL
Como lo menciona la doctora Deborah Legorreta en su libro La segunda adolescencia.
La limpieza sigue este fin de semana. Ahora, de los botiquines de baño salen tubos de labios, sombras para los ojos, esmalte de uñas y maquillajes ya abierto; todos en colores que no están de moda de momento, y que se han secado de tanto esperar su vuelta al estatus de ?chic? gracias a las tendencias ?retro? a que recurren los expertos en moda cuando les falla la creatividad. Debajo de los lavabos se encuentran un sinnúmero de medicamentos, la mayoría con fechas ya caducadas y algunos otros cuyo uso ya nadie recuerda. Jaime encuentra varias botellas casi vacías de lociones que en alguna época le gustaron, pero que ya no usaría por ningún precio: huele a ruco. También salen de su escondite las vendas raídas de cuando Javier se luxó el tobillo jugando futbol hace años; el collarín blando, y ahora podrido, que Patricia empleó después del accidente automovilístico hace seis años, y la bolsa para el agua caliente que ya está picada.
Los García revisan, separan los escasos objetos todavía servibles y terminan con varias bolsas enormes de basura. Al finalizar el periodo de limpieza de clósets, botiquines, alacenas y bodegas, queda mucho espacio libre. Patricia le comenta a Jaime esa tarde al concluir la limpieza, cuando ambos están sentados en el sofá disfrutando una taza de té: ?Con los clósets limpios me siento liberada. Como si a partir de ahora mi vida fuera a ser menos acerca de tener todo en cantidad y más en calidad?.
Jaime le responde que él también prefiere la casa así: con menos cosas acumuladas y que por extraño que parezca, una vez que comenzó a separar los objetos ya no le fue tan difícil desprenderse de los que había guardado por nostalgia. Concluye diciendo que ahora entiende lo que quise decirle cuando le propuse, en consulta, que para disminuir su estrés y recuperar la serenidad, tratara de comenzar a vivir con arte y no con harto.
Vivir con arte y no con Harto. La primera tarea de la crisis, separar, implica la decisión de revisar todo aquello que hemos acumulado en el intenso de la etapa de la vida anterior. Hasta el inicio de la segunda adolescencia, la energía procreativa nos estimula a intentar todo tipo de actividades ?porque no quiero perdérmelo?; aprender todo tipo de conocimientos ?por si algún día me hacen falta?; cultivar todo tipo de relaciones ?porque este mundo es de buenos contactos?; adquirir todo tipo de objetos ?porque si no ahora cuándo?; tener hijos de vientre o de espíritu ?porque si no se me va a pasar el momento?; en resumen: hacer, adquirir y atiborrar nuestro tiempo, nuestra mente y nuestro cuerpo, hasta que queden hartos.
Por cierto, la palabra harto proviene del latín fartus, que significa lleno, atiborrado. No es casual que quien vive en harto sea con frecuencia víctima de un infarto que, como seguramente adivinaste, proviene de la misma raíz latina. El símbolo clóset atiborrado que es la vida de estas personas recibe un mensaje clarísimo del corazón; ¡esta harto!
Y celebrando el 14 de febrero Los Nocheros le cantan al amor así:
Tú y yo
yo no sé la justa medida
si el amor eterno es mejor
sobre aquél que curó las heridas
o en pampa y la vía quedó por vivir
desesperado en pasión
yo no sé amar como Cristo
yo no sé si este amor tendrá fin
pero amando a mi modo
yo insisto
que nadie en su juicio podrá amarte así
tal como yo te amo a ti
si el amor es seguir adelante
ay de aquél que de amor se murió
yo prefiero vivir para amarte
llevando en mi carne la cruz de tu amor
tú y yo, tú y yo, tú y yo
una vez me he sentido un poeta
otra vez un obrero del sol
una vez te amé como Julieta
mirando a Romeo desde su balcón
y otra vez lloré de amor
me sentí condenado a perpetua
encerrado en tu habitación
como yo perdoné tu belleza
y tú no has querido tener compasión
y aquí me tienes, aquí estoy.
Letra: La moro