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Espanto Júnior recobra el deseo de vivir

TORREÓN, COAH.- Encontrarse en lo más alto de la fama del deporte profesional, ser conocido a nivel nacional y también en otros países; difícilmente un ser humano encontrará una mejor posición. Pero de pronto estar en la antesala de la muerte, abrir los ojos y no mover el cuerpo, sentir el deseo de quitarse la vida e intentarlo; ese es el otro extremo de la rueda de la fortuna, que de pronto pone a alguien en la cúspide, mientras que en un abrir y cerrar de ojos lo lleva a la parte más profunda.

Quizá el nombre de Jesús Andrade Salas diga poco a los aficionados a la lucha libre, quienes se identifican más con El Moro II, Espanto Júnior o Pentagón. Este personaje dio la vuelta al mundo del pancracio como uno de los mejores gladiadores en su momento, sin embargo, ahora lo hace en los mismos escenarios para predicar la palabra de Dios, ese ser que le dio nuevos deseos de vivir, después de intentar suicidarse al saberse inválido, debido a un accidente mientras luchaba.

Fue la noche del seis de marzo de 1996 en Aguascalientes, cuando sufrió un paro respiratorio, producto de un fuerte golpe en la cabeza; recuerda el nombre de sus compañeros en aquella velada, sin embargo, en su mente no existen más detalles. “Por un lado estaban: Octagón, Konan, La Parka y Último Dragón, contra Fishman, Cibernético, Psicósis y Pentagón, tu servidor”.

De aquella, su última lucha, Pentagón prácticamente ha olvidado todo: “salí en autobús de la ciudad de México, me acompañaba Black Power, pero hasta ahí, cuando abrí los ojos ya estaba en el hospital, todo se me borró, es como si no quisiera contarlo, pero nada más hay en mi mente; no recuerdo cuando estaba en los vestidores de la arena, no sé cómo fue la lucha ni los detalles del accidente, es algo muy extraño, pero ahí existe un vacío que no sé si alguna vez recordaré”.

Recobra el deseo de vivir

Cuando casi era un niño, toma la decisión de convertirse en luchador, primero incursiona en el plano amateur, en donde tuvo como maestro al profesor Francisco Campos y posteriormente, ya profesional, a “El Noble”, a ambos personajes recuerda con afecto y los reconoce como sus guías principales en el apasionante mundo de la lucha libre.

Qué ajeno estaba El Moro II al cambio tan drástico que iba a dar su vida, tanto en lo profesional como en el aspecto humano, el cual rescata hoy para mantener viva la fe y la esperanza, a través de un profundo agradecimiento hacia el ser que le brinda una segunda oportunidad.

El Espanto Júnior renegaba al sentirse imposibilitado, luego de aquel accidente en Aguascalientes, pero el coraje no era contra Dios, sino con él mismo, son momentos difíciles porque de ser un estrella de la lucha libre profesional, de pronto se encuentra ante un paro respiratorio; la acción se realiza en el cuadrilátero y de pronto se encuentra en el hospital, inconsciente: “Eso prácticamente es muerte” recuerda el hoy predicador, luego de que en ese estado duró ocho minutos, estuvo varios días en coma y de pronto, al despertar, completamente paralizado, la vista borrosa, algo desesperante, intentar moverse y apenas poder hacerlo con los labios y medio pronunciar algunas palabras.

Ahí aparece el milagro al que este personaje considera la clave para mantenerse en vida y tener una motivación. “Poco a poco lo asimilé, gracias en gran medida a mis compañeros de la Iglesia, quienes me animaron para seguir adelante. Fue un sacerdote y me hizo la Oración de los Enfermos, eso me fortaleció mucho, porque yo quería suicidarme, pero cómo hacerlo, sin mover siquiera un dedo”.

Con la decisión de quitarse la vida, ya tomada, lo intentó, al desplazar la pierna derecha y tirarse de la cama; sus familiares se percataron de la intención y a partir de entonces siempre hubo alguien junto al enfermo que empezaba así una nueva vida. Nadie entendía cómo había caído al suelo y recuerda que al subirlo a la cama, el médico lo revisó sin encontrar algún mal físico.

Aún con la vista borrosa y los ojos llenos de lágrimas, Pentagón recuerda que esa noche lloró mucho, lo hizo amargamente y pidió perdón al padre eterno; al recordar aquellos momentos juró que es la primera vez que lo confiesa.

“Le dije al señor que si me quería con vida y así como estaba, me perdonara; llorando y sobre la cama le pedí me levantara, con la promesa de llevar su palabra a todos los rincones. El Rey de Reyes, el Rey del Universo, Cristo Jesús, me levantó; a los pocos días empecé a caminar, fue un milagro con gran compromiso, cumplirle y llevar su palabra por todas las arenas, en cualquier escenario, grande o de barrio, no importa la capacidad, si hay dos personas o tres mil; mi misión es cumplir y gracias a Dios, hoy puedo hacerlo”.

Si hay personas con las que Espanto Júnior está agradecido actualmente son: “mis hermanitos preciosos de la Iglesia, los quiero mucho porque me hicieron una oración”. Recordó entre esos seres a dos ex luchadores: Tifón Gámez y Gran Danton. Andrade Salas profesa la religión católica, aunque respeta a las restantes. Recuerda también al padre Escamilla, que le hizo cambiar su forma de pensar y ver las cosas; a partir de entonces el que fuera estrella de la lucha libre aceptó el reto y se puso en manos del señor.

Es un ser humano normal

Deportista exitoso, Jesús Andrade Salas recuerda los riesgos que vive un ser humano, sobre todo cuando se encuentra en la cima de su carrera y las tentaciones abundan; mujeres, alcohol y drogas están de pronto al alcance y es ahí en donde viene una de las principales pruebas del creador.

Como un ser humano común y corriente, Espanto Júnior sabe lo que es departir en un bar, pero afirma haberlo hecho siempre dentro de los límites y gracias a eso su condición siempre fue de lo mejor sobre el cuadrilátero, de acuerdo a las exigencias de una profesión de alto riesgo, como la lucha libre.

Y a pesar de su excelente preparación física, el destino quiso que fuera una mala caída lo que prácticamente le puso al borde de la muerte, para demostrar que un atleta, por bien entrenado que esté, siempre vivirá en peligro de sufrir algún percance, como finalmente le sucedió.

Espanto Júnior debe gran parte de su éxito en la lucha libre, a la rivalidad que tuvo con El Hijo del Santo. “Desde los años sesenta viene la rivalidad entre Santo y Espanto, fue así como la empresa del toreo de Cuatro Caminos quiso retomarla y resultó todo un éxito; ahora ese odio deportivo que había entre nosotros se transformó en una gran amistad, porque él, desde que sufrí el accidente en Aguascalientes, siempre estuvo junto a mí, es un extraordinario ser humano, cuando empecé a caminar lo saludaba en las arenas y ahora es un bonito recuerdo, porque me demostró ser amigo y hermano, tanto en el éxito como en la desgracia”.

Sus incentivos en la vida

Su mirada, aunque de escaso alcance, parece firme durante la charla y bien convencido está al hablar de su principal incentivo en la vida, el cual define como buscar el reyno de Dios, porque todo lo demás se dará por añadidura; el ex luchador trata de cumplir cabalmente ese compromiso y se muestra tranquilo porque los suyos tienen un pan en la mesa.

Importante es también el deseo de sacar adelante a su familia. María Francisca Castañeda es su esposa y tiene cuatro hijos: Jesús Rogelio de 22 años; José Juan de 21, ambos casados; Israel de 17 y Jonathan, de 16; a sus 46 años de vida, ya es abuelo de dos niñas, Estefanía y Judith. “Todo eso es el motor que me mueve”.

Actualmente considera como su labor principal, llevar el testimonio de Dios a las arenas; en el aspecto material vende lociones y playeras que le facilita un viejo compañero de profesión, Babe Richard.

Qué es el testimonio

Llevar su testimonio a diferentes escenarios consiste inicialmente en proporcionar a los asistentes un papelito en todas las arenas, ahí se explica quién es el predicador, se habla sobre el accidente y después ya viene el agradecimiento al señor: “El mensaje que llevo se basa en decirle a la gente que yo estaba paralítico y nunca iba a volver a caminar, entonces me puse en manos de Dios y él me levantó a los dos meses y días; soy testigo del poder del señor y eso nadie me lo puede refutar”.

Señala que la gente al principio es recelosa porque asiste a una arena a ver lucha libre, sin embargo, de pronto se involucra en la misa y generalmente termina con una gran ovación: “Es algo hermoso”, dice mientras el recuerdo provoca la aparición de algunas lágrimas. “Cuando paso entre la gente, me dan ánimos para seguir adelante y eso me llena de fuerza, porque ese aliento viene de muchos aficionados que en la lucha libre son grandes rudos, pero en la vida excelentes seres humanos”.

Reconoce que las primeras veces resultó una tarea difícil y se cometen muchos errores. “Me temblaban las piernas, pero te pones en oración y con eso llega una gran fuerza”. La palabra de Dios se predica generalmente arriba del cuadrilátero, cuando existe un micrófono inalámbrico, en caso contrario se hace abajo e incluso desde la cabina de sonido.

Como luchador profesional, Pentagón ha visitado casi todo el país; hoy en día le falta viajar a la costa del Pacífico; donde más actividad tiene es en Nuevo León y la zona conurbada de la ciudad de México, por la gran cantidad de arenas que ahí existen, sin embargo, el compromiso es estar en todas partes y dar su testimonio a quienes antes lo aplaudieron por lo realizado en el ring.

Aquellos años en el Toreo de Cuatro Caminos

El mejor momento del Espanto Júnior en la lucha libre fue cuando llegó al Toreo de Cuatro Caminos, a compartir créditos estelares con André El Gigante, Fishman, Blue Panther, Avispón Negro, Ultramán y algunos estelares más.

Jesús Andrade hizo entonces pareja con Canek en una lucha estrella en lo que define como la temporada más hermosa de su carrera deportiva; los empresarios Francisco Flores y Carlos Máynez vieron sus cualidades, para montar una espectacular batalla de relevos sencillos entre el Hijo del Santo y el Hijo de Black Shadow contra Blue Panther y el Espanto Júnior; fue una batalla espectacular; el lagunero iba por una presentación y se quedó ahí por varios años.

Después, con el apoyo de Televisa, en 1992 nace la empresa AAA y Pentagón pasa a ser parte de los elementos estelares; ahí estaba Antonio Peña. Este personaje no es el único lagunero exitoso, porque a niveles similares llegaron: Doctor Wagner Júnior, Silver King, Blue Panther, Black Warrior, Último Guerrero y Safari.

El consejo de un estrella de la lucha libre a quienes se inician en esta disciplina es: Aprender a amar este deporte, ser profesional en toda la extensión de la palabra, dedicarse al gimnasio y ser un caballero en el ring; aspirar a la fama exige el cien por ciento del tiempo dedicado a esta profesión.

Actualmente El Moro II practica el físicoculturismo, trota y con el aval médico, desde hace cinco meses da algunas maromas sobre la lona. Regresar a la actividad como referee fue una posibilidad, aunque también le atrae la idea de ser instructor, porque cuando realizó esa labor en Gómez Palacio, salieron el Multifacético y Moro Júnior, este último su hijo.

De los no laguneros, Espanto Júnior considera el mejor a Aníbal, lo define como un luchadorazo, un gran técnico y está agradecido de haber tenido la oportunidad de luchar contra él. “Mi Nachito ya murió”, recuerda con tristeza.

Desde luego, reconoce como su gran rival a El Hijo del Santo, al que reconoce un elemento con muchos pantalones, que inició flojo su carrera, pero con sus cualidades supo aprender y ahora se faja con el que sea, sobre la base de sus recursos técnicos y aéreos. Fue un personaje al que el nombre de su padre le abrió las puertas, pero después tuvo el enorme mérito de mantenerse; una situación similar sucedió con el nombre del Espanto Júnior, el cual utilizó gracias a Fernando Cisneros.

Hoy Jesús Andrade Salas es un hombre feliz porque ha encontrado a ese señor de señores, al que a veces la falla pero quiere seguir con él, porque desea algún día estar en su reyno. Fallarle al creador le produce un gran dolor, por lo que de inmediato acude al confesionario.

Los problemas físicos impiden a este personaje disfrutar de la lucha libre, pero lo que escucha le alcanza para estar al tanto de la evolución del espectáculo. Considera que en La Laguna se va por buen camino, al existir una gran cantidad de jóvenes, a quienes recomienda no imitar lo malo que se ve en la televisión, como sacar una silla o escalera, porque eso no forma parte del espectáculo.

Nombre completo: Jesús Andrade Salas.

Lugar de nacimiento: Gómez Palacio, Durango.

Fecha de nacimiento: Cinco de noviembre de 1957.

Maestro de lucha olímpica: Francisco Campos.

Su maestro de lucha libre: Jesús Almanza “El Noble”.

Debut profesional: En 1971, como El Moro II, frente a El Duende, en el Deportivo Ferrocarrilero de Gómez Palacio, Durango.

Nombres de batalla: Moro II, Espanto Júnior y Pentagón.

Investigación de El Siglo de Torreón

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