Es fácil sentir miedo hoy en día. En Torreón a cualquier hora se experimenta temor. Ver un carro sin placas, un convoy de policías, un tronido de llantas que se confunde con una explosión, más la fuerza del rumor que esparce "noticias" de balaceras que no siempre ocurren, una calle oscura. Todo genera miedo.
En estos días es natural sentir miedo. Basta con revisar algunos de los sucesos ocurridos la semana pasada. Por ejemplo el lunes 6 de junio las maestras sólo alcanzaron a gritar "tírense al suelo". Y es que la cotidianidad del salón de clases se vio interrumpida antes del mediodía cuando se escucharon disparos por más de diez minutos frente a una de las primarias de la colonia Nueva La Rosita. Afortunadamente nadie salió herido.
Un día después, el martes por la tarde nuevamente la violencia se hizo presente cuando poco después de las 17:00 horas un comando armado compuesto por cinco camionetas atacó un centro de rehabilitación ubicado en Calle 16, entre la avenida Guerrero y privada Licenciado Verdad. El saldo del ataque: 13 muertos.
Aún no se cumplían las 24 horas de este hecho cuando la mañana del miércoles se registró una balacera en el Centro de Torreón, dejando a tres personas sin vida y cuatro más lesionadas, entre ellas algunos pasajeros que viajaban en un autobús. Pero el terror aún no terminaba, al mediodía de ese miércoles dos policías federales fueron asesinados en Gómez Palacio.
Insisto, tras estos hechos es normal sentir temor. Y en este contexto se llevan a cabo las campañas para elegir gobernador de Coahuila y diputados locales, de ahí que la seguridad sea el tema que más importa al electorado, por desgracia no a todos los políticos les interesa, e incluso usan el miedo como estrategia para ganar votos.
Imagine que usted está en su casa y la madrugada del jueves escucha ruidos afuera, obviamente sentirá temor, y mayor será su sorpresa cuando ya de mañana descubra que una calcomanía que remite a la muerte le fue pegada en su parabrisas.
Como un acto de irresponsabilidad puede calificarse el hecho de pegar calcomanías que parafrasean el slogan del candidato a gobernador del PRI, Rubén Moreira, donde se relaciona la frase de "Más Mejor" a "Más Muerte".
No se trata de defender a un partido político, en este espacio siempre se ha censurado la guerra sucia sin importar colores ni personajes. Pero hay una diferencia abismal entre acuñar una frase como "Di no al hermano" a provocar temor entre los ciudadanos.
Incluso un sector de la población tiene la duda de que si dichas calcomanías fueron pegadas por opositores al PRI o por un grupo del crimen organizado como una amenaza. Poco abona a la democracia la estrategia del miedo.
Bastante tiene la población con los hechos violentos que ocurren todos los días para que todavía le siembren un temor gratuito. Una campaña de este tipo evidencia insensibilidad de quienes la idearon, ya que no respetan el dolor de decenas de ciudadanos que han perdido a familiares y amigos.
Resulta paradójico que en la misma semana en que estuvo en Torreón el poeta Javier Sicilia encabezando una caravana de paz, haciendo un llamado a la reconciliación, algún estratega político se le haya ocurrido distribuir calcomanías que seguramente no generarán votos y que únicamente ahuyentarán al electorado de las casillas.
Ninguna contienda electoral justifica el provocar temor como estrategia de victoria, tampoco se justifica encarcelar a militantes de oposición como presuntamente ha sucedido de acuerdo a denuncias del PAN.
La política debe dignificar a las personas que la ejercen, la democracia debe ser un ejercicio de debate de altura y no de pegar calcomanías que sólo abonan al miedo que sentimos la mayoría por estar en medio de una guerra que decidió una minoría y que casi cinco años después sólo ha dejado muertos y mayor inseguridad en todo el país porque dicha guerra no ha inhibido el consumo de drogas y tampoco ha recuperado los espacios públicos como afirmaba la publicidad oficial.
Twitter:
@lharanda
Escuche podcast:
Www.siglotv.com
