TORREÓN, COAH.- Tal vez, algunas personas piensan que el sombrero sólo se usa como un accesorio más en el atavío del ser humano y no es así, esta vetusta prenda de origen europeo además de adorno personal, ha sido utilizada como protección; pero lo más significativo es que su esencia marcó el protocolo de una raza, región y de un país... es un símbolo de indentidad.
El sombrero es parte inherente de la personalidad, vida y entorno de la señora Sara Lourdes Montero de Villarreal, quien desde niña lo lleva puesto; hoy en día esta prenda es esencial en su vestuario, lo usa diariamente.
Apreciada y conocida en la Comarca Lagunera, Lourdes de Villarreal con residencia en la colonia El Campestre de Gómez Palacio, cuenta con un hermoso tesoro que es su colección de más de 350 sombreros de diferentes épocas por mencionar de los 30’s, 40’s, 50’s; actuales muy pocos, todos excelentemente conservados.
Los tiene para diversas ocasiones, por ejemplo: Para comidas formales e informales, bodas en la noche y al medio día, para salir al café, casuales, uso diario, ópera, sport y para el campo. Sus materiales van desde tules, encajes, listones, terciopelos, seda, paño, paja, fieltro, palma, rafia, finas pieles, plumas, flores y segrets, cada uno con un estilo y función.
No todos los sombreros los usa ya que algunos le quedan chicos, pero los que sí lleva, los guarda en una vitrina para que así sea más fácil su selección; el resto los almacena en cajas perfectamente cerradas.
“Muchos de mis sombreros son herencia de mi mamá, desde que era niña yo los usaba porque en México, ciudad en donde nací, se acostumbra mucho traerlos puestos. Otros más los compré y algunos de ellos me fueron obsequiados por amigas y personas que tienen conocimiento del amor que les tengo a éstos”, comentó.
Para Sara Lourdes, portar este accesorio sobre su cabeza lo hace de forma natural, en ningún momento es para llamar la atención, los sombreros son parte de ella los lleva a todos lados, son inseparables, hasta para ir a realizar ejercicio se pone uno parecido a una visera.
Algunas de las personas que han agrandado esta colección de sombreros han sido Peggy de Balderrama, quien le obsequió hermosas boinas francesas, también una dama de apellido Ortiz le mandó algunos cuantos más, pero de otro tipo.
En un principio Lourdes vio al sombrero como un protocolo de etiqueta, pues así se lo enseñaron. Ahora su uso es intuitivo y natural, forma parte de su estilo personal.
Dama muy femenina y sociable, pero a la vez reservada de su espacio y vida privada, expresó de manera graciosa: “Si un ladrón entrara a mi casa a robar se llevaría puras cajas de sombreros, no hay nada más”.
No cabe duda que este accesorio unisex y compañero de varias épocas del ser humano, va a seguir siendo todo un icono en la moda y portador de importantísimos relatos que quedarán plasmados en la historia de la humanidad.
Más de sus aficiones...
Además de coleccionar sombreros, a Lourdes le encanta bailar tap y pintar. Mujer creativa y apasionada del arte, desde muy joven práctica esta modalidad de baile, ahora lo disfruta en un espacio especial de su hogar, casi siempre sola, pues así le gusta; por otro lado, la pintura le fascina, actualmente participa en un taller de arte contemporáneo que imparte su hija la pintora Ionne Villarreal.
“Lo que son las cosas, la pintura siempre me gustó pero nunca pude dedicarle tiempo porque tuve una familia numerosa, ocho hijos gracias a Dios, toda mi atención la puse en ellos, ahora con la ayuda de Ionne estoy haciendo de mi sueño una realidad”. Así con estas últimas palabras Sara Lourdes Montero de Villarreal cerró la página de este bonito relato.
