Darío T. Pie dice que “entre tantas cosas que había que hacer en el espectáculo,
en algún momento me tocó imitar a La Doña (María Félix); pero la verdad es que era un personaje más de los que hacía; eso fue como en 1992”.
Nunca imaginó que 10 años después de la muerte de la gran estrella mexicana, apareciera el dueño de un bar para recordarle el boom que había tenido su interpretación
cómica. De ahí, decidió resucitarla para parodiar a quien conoceríamos posteriormente como “La Roña”, personaje que en el ambiente de cabaret le ha permitido tener plena libertad para hablar y opinar sobre cualquier tema.
En los últimos años, el actor se ha convertido en un icono de la parodia con dicho
personaje.
“La Roña” es producto de la admiración a María Félix o la reencarnación de sus
defectos?
He hecho las dos cosas. He tumbado aMaría de su pedestal y la he vuelto a subir...
“La Roña” siempre va a ser un buen pretexto para hablar de la historia de México, política y cuestiones sociales. Es un personaje ideal para el cabaret.
¿Cómo surgió la parodia?
Cuando me pidieron que la volviera a hacer, me puse a ver sus videos. Le cambié el nombre, que no fue más que ponerle una pierna a la letra “D” para que se volviera una “R”; o como digo en chiste,nada más le puse un palito a la “D”. La gente pregunta qué palito. Entonces yo respondo: Sí, un palito; el mío.
En entrevista, el actor, quien presentará su show “La Roña Enamorada”, los jueves a las 20:30 horas, a partir del 11 de febrero, en el Teatro Helénico, dice qué es lo que La Roña le ha dejado, entre otras cosas, buena lana. “Lo más importante es que me ha dado
libertad de opinión. Digamos que los actores estamos educados y acostumbrados a que si lo que te ofrecen te gusta, lo haces, pero finalmente no son tus palabras.
Eso pasa cuando te rentas, pero cuando tú eres el que propone el tema, pues te conviertes en autor, y así tienes toda la libertad para hacer eso. Eso es lo
que te permite el cabaret. Y La Roña es un personaje nacido del cabaret”.
Hay quienes siguen con el personaje por dinero, ¿es tu caso?
Yo no me canso; soy libre, aunque además sí me deja lana –ríe–; me resulta un buen
negocio.
Esa parte es importante, pero lo que más valoro, desde el punto de vista de
darle algo a la gente, es que en definitiva puedo elegir los temas.
¿No temes ser encasillado en el personaje por productores y directores?
Con el paso de los años, el personaje se ha movido de un lado a otro, es decir, ha quedado guardado por varios meses para poder dedicarme a hacer otras cosas. Aunque
eso no es algo que me preocupe porque si hago a “La Roña” es porque se trata de una elección mía, una opción, mas no una imposición.
