La crisis ha obligado al sector a ser mucho más eficiente
TORREÓN, COAH.- Si hay algo que le molesta a Antonio Juan Marcos Villarreal, es que le digan que la industria de la confección lagunera es un capital golondrino, que murió después del 2001 o que los obreros del sector son explotados.
Aunque su carácter es tranquilo, siempre responde claro y fuerte ante cualquier cuestionamiento opuesto a la bonanza de la industria maquiladora textil lagunera. Y la defiende: “No ha muerto”; “esta industria llegó para quedarse”; “se ha formado a lo largo de 60 años”; “tenemos mejor calidad que cualquier región o país”; “aquí se trabaja duro, pero en buenas condiciones, mejor que en otros sectores”.
Antonio Juan Marcos Villarreal, accionista del Grupo Denim, reconoce que le ha sido difícil enfrentar el relevo generacional. Sin embargo, se siente satisfecho de mantener a flote su empresa, a pesar de la crisis.
Inició en 1999, desde entonces le apuesta a la capacitación de la gente que labora con él. No se arrepiente. Asegura que ésa es su filosofía y “creo que es la correcta”, reflexiona el empresario.
Algo inquieto desde siempre, Toño, como lo conocen sus amigos, logró el consenso para la conformación del “cluster” textil, su mayor satisfacción profesional hasta el momento y evalúa que esa podría ser la solución para muchos sectores en La Laguna.
Con 27 años de edad, poca experiencia en el ramo, Juan Marcos Villarreal se echó a cuestas, una dura labor que implica más que mantener a flote a su empresa, el líder de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV) busca que el sector evolucione, “busco que nos reconozcan como la región que ofrece el paquete completo”.
Después de 2001, Antonio fue uno de los convencidos de que la industria maquiladora en La Laguna no había muerto...
Después de esta fecha, donde hubo una crisis tremenda, una pérdida de empleo y una baja considerable, sabíamos que teníamos un gran potencial instalado de muchos años atrás.
Tenemos una estructura ya hecha: una cadena de proveeduría, una red carretera favorable para el traslado de mercancía por la frontera norte. Y fuimos de los convencidos de que no ha muerto porque es el trabajo de muchos años.
Hay personal capacitado, los empresarios tienen un gran potencial. Todo es cuestión de buscar mecanismos para hacer frente a la situación adversa que eventualmente se vino.
Por eso, nos dimos a la tarea de buscar alternativas y evolucionar, para mantener la industria. Logramos la unión de los empresarios que fue algo inédito. Finalmente a mediados de 2003, hemos empezado a ver los resultados. Todo concluyó en un regionalismo de los empresarios, que lo llamamos el famoso “cluster”. Esto ya arrancó. Empezamos desde cero y estructuramos un programa a largo plazo, estamos trabajando, -deja pasar unos segundos para reflexionar- y es que todo lo que conlleva la industria del vestido aquí en La Laguna es muy difícil que otro sector lo pueda establecer. El vestido generó el despegue de otras industrias como la del comercio y los servicios. Creemos que tenemos la responsabilidad de mantener esta planta.
Dicen que busca revivirla...
No está muerta. Yo no diría revivirla, sino consolidarla y recuperar lo que se había perdido en estos dos años. ¿Y por qué no pensar en un mediano plazo en su crecimiento? Que se considere a la región como el “Full-Package”, así como éramos número uno en la confección de jeans. Ahora queremos ganarnos un lugar en el mundo como la región de venta de ropa, de paquete completo, no sólo de confección.
¿Cómo inicia Antonio Juan Marcos Villarreal en el ramo textil?
Como saben, somos una empresa de generaciones. Yo soy parte de la tercera generación. Particularmente tengo una empresa donde laboran alrededor de 450 empleados. Todos somos parte de Grupo Denim, es una empresa familiar, donde varios miembros de la familia manejan algunas plantas. Me inicié a finales de 1999, la he logrado mantener. El éxito ha sido la flexibilidad y la capacitación de nuestra gente. He visto en carne propia que se puede y por qué no, llevarlo a las demás empresas.
A mí me da mucha impotencia ver el cierre de empresas y la pérdida de empleos. Todo lo que hay alrededor de esto. Me da mucha tristeza que haya 300 sobres menos cada viernes. Yo sé que se puede. Tenemos que encontrar alternativas... y estamos al pie del cañón, luchando por mantener la planta laboral, en lo personal las empresas del Grupo Denim.
¿Qué compone al Grupo Denim?
La firma está compuesta por una serie de empresas familiares. Son cinco, con razones sociales diferentes, con accionistas distintos. Pero finalmente somos familia, son compañías hermanas.
Y usted, ¿de cuál empresa se hace cargo?
En lo personal estoy en Pronatex y cooperando como grupo. Tenemos algunas secciones como grupo, pero la administración de cada fábrica es personal.
Regresando a 1999, ¿qué fue lo más difícil de enfrentarse al relevo generacional?
Fue eso precisamente. Llegué con nuevas ideas, recién egresado y con poca experiencia. Yo trabajé durante toda mi carrera en la ganadería y agricultura, pero... creo que lo más difícil ha sido eso ¿no? Tratar de llegar a una empresa, dirigirla con la poca experiencia que tenía. En mi empresa nos abocamos mucho a la capacitación y eso es lo que nos ha mantenido.
En aquel tiempo gozábamos de programas muy largos. Pedidos de dos o tres millones de prendas, lo cual nos permitía hacer una estructura de la fábrica muy cómoda, gracias que invertimos en hacer competitivo al obrero. Esa fue mi filosofía. Y como decía, eso ha sido lo que nos ha mantenido a flote. Ya que aunque hay trabajo, no es igual que en 1999.
Le toca enfrentar dos sucesos antagónicos: el 2000, donde existía bonanza y los tiempos actuales de crisis. ¿Qué experiencia le deja todo esto?
Hemos aprendido. De todo se aprende. La etapa buena que me tocó solamente algunos meses; nos logramos consolidar como empresa. Tenemos una firma bastante sana en finanzas y en todo. Con esto, logramos hacer llevadera esta crisis. A mí en lo personal me ha despertado el interés por mi gente, porque así como yo llevo un sueldo a mi casa, 400 personas que laboran en la empresa también lo llevan.
Lo que me dejó fue luchar. Buscar alternativas para no perder eso que hemos logrado. Por eso decidí ingresar a la Cámara Nacional de la Industria del Vestido, se me dio la oportunidad. Todo lo que conlleva el sector del vestido es increíble, es una industria que genera mucho. Yo sé que se puede levantar, fue una crisis que nos pegó a todos, sin embargo, hay alternativas. La crisis me hizo valorar mucho más a los empleados, los bienes y a los clientes. Hemos aprendido muchísimo, nos hemos hecho mucho más eficientes de lo que éramos hace diez años. La crisis nos ha orillado a eso.
Y el resultado es el “cluster”...
Sí. El “cluster” ha sido el resultado más satisfactorio que he tenido. Aunque ésta en una etapa inicial, lo difícil fue ponernos de acuerdo. El éxito más grande fue la unión que se despertó entre los empresarios. Hemos hecho mucha investigación. No estamos de brazos cruzados. Cada vez que damos un paso nos surgen nuevas ideas que estamos investigando para dar pasos más firmes.
Llama mucho la atención que cuando presenta el proyecto del “cluster” a los medios de comunicación, dice de forma fuerte: “La industria del vestido en La Laguna no es un capital golondrino”. Parece que Antonio está completamente seguro de esto.
Yo estoy plenamente convencido porque es una industria que se ha formando a lo largo de 60 años, - dice apresurando su respuesta, antes de que termine la pregunta-. Hace 60 años se iniciaron los primeros talleres de fábrica. En los ochentas y noventas definitivamente fue su crecimiento enorme con la entrada de México al Acuerdo General de Aranceles y Tratados, (GATT, por sus siglas en inglés) no es un capital golondrino –y vuelve a levantar un poco la voz, demostrando su desaprobación a la idea- es una industria que se ha hecho con los años. Se ha reconocido mundialmente, a lo largo de todo este tiempo, tenemos mecánicos que pueden manejar todo tipo de herramientas, operarios expertos, empresarios que saben hacer su negocio, hay una cadena de proveeduría de tela, de hilo, logística y de todo.
Estamos a unas horas de la puerta del mercado más grande del mundo. No es posible que no podamos competir. ¡Sí podemos competir!, tenemos que encontrar las formas, las alternativas y echarle mucha cabeza, estar unidos. Tenemos que ser competitivos. No nos puede ganar un país lejano, no nos pueden ganar los países centroamericanos si nosotros sabemos hacer esto y sabemos hacerlo bien.
En 1990 la maquiladora textil presentó retos muy importantes en términos de calidad. Sin embargo, ya comparando a otros sectores como el caso de auto partes, que miden la calidad en partes por millón, la industria maquiladora textil se ha quedado rezagada en este aspecto...
Son sectores muy diferentes. La prueba más palpable de las mejores calidades que hay en el mundo es la costura de Torreón. Esto lo pueden comprobar las marcas de mayor prestigio que se hacen en La Laguna. Tenemos tecnología de punta, que la dan las inversiones realizadas y el personal capacitado. Algo que gozamos, es tener especialistas en calidad, supervisores, mecánicos, operarios. En mi caso esto es lo que me ha logrado mantener a flote. En 1999 invertimos en hacer competitivo al obrero. Yo diría que en La Laguna el trabajo que se hace es de calidad mundial.
¿Es una ventaja?
Es una gran ventaja. Hay mucho mejor calidad que en otros países, como China, Honduras, que toda Centroamérica. En lo único que no podemos ser competitivos contra esos países, es en el precio, en todo lo demás nos los llevamos de calle. Esto lo sé. Tenemos mucho mejores condiciones para atender al cliente a excepción del precio.
Mencionaba que en el precio es en lo único que no son competitivos, ¿eso en manos de quién esta?
Principalmente al costo-país. Vivimos en un país difícil, con leyes muy obsoletas a los tiempos. Lógicamente ha sido por las condiciones mundiales. China entró a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y no ha cumplido sus compromisos, en ese país se subsidia todo, no hay costo en seguridad social, acceso a financiamiento. Con Honduras, Nicaragua y otros países han dado tratos especiales de cuotas. La política económica no ha ayudado al sector exportador.
Es algo muy ingrato que a pesar de que fue una industria que en cuatro o cinco años dio mucho en empleo y derrama económica, no les sea retribuido...
Y en muchos años. La industria tuvo su “boom” en la década de los noventas, pero desde antes el sector generaba diez mil empleos que son buenos aquí en la región. Sobre si se nos ha retribuido, creo que es la misma situación para todos los sectores. Esto es general.
¿A qué le apuesta Antonio?
Yo le apuesto a La Laguna. A sacar a mi empresa y a mis empleados adelante. Le apuesto a cooperar con un granito de arena para que el sector en general salga adelante. Apostar a esto, es apostarle a mantener a 40 mil familias con trabajo y estar mejor pagados. También le apuesto a que otros sectores sean beneficiados con la derrama que somos capaces de llevar. Aquí nací, aquí he vivido toda mi vida, aquí tengo a mi esposa, a mi hija, a toda mi familia y quiero construir un mejor futuro para ellos.
Durante mucho tiempo se cuestionó el trato que se le daba al trabajador maquilador como tal, surgían como muchos puntos difíciles relacionados con las condiciones de trabajo. Todo eso ha girado en torno al sector...
Así es. Eso es una mala imagen que se creó. En lo personal me da mucho coraje porque no es así. Cuando entré a la Cámara, siempre tocaba ese tema porque me daba coraje. En una industria no hay trabajo fácil, no hay trabajo que no sea rudo, pero yo invito a quien quiera a las fábricas, no solamente mías, sino de todos para que vean que las condiciones de trabajo son buenas. Tenemos programas de recursos humanos, comedor, transporte, doctor y enfermeras en la planta, yo le aposté a mis trabajadores mucho. Es una imagen muy errónea que se creó, no sé cuáles fueron las causas en el sentido que hace algunos años se decía: maquiladora y a la mente se venía explotación. Bueno, da mucha impotencia esa imagen que se creó porque no es así. Lógicamente somos los que más tenemos casos en las juntas de conciliación, pero por tener 60 casos al mes de toda la industria de 60 mil empleados, no es una cosa alarmante. Créame que existen mejores condiciones en los obreros que trabajan en las maquiladoras que en muchos sectores en La Laguna. Hay más prestaciones, más comodidades, lógicamente a quien más trabaja más se le paga. Los sueldos que se pagan en las fábricas son bastante competitivos.
¿Usted conoce a todos sus trabajadores?
“¡Híjole!”, pues a la mayoría de ellos. Básicamente conozco a los que tienen desde que yo empecé. De los mandos medios a todos, a nivel técnico también, de los operarios a un 60 por ciento. Nosotros tenemos muchos programas en la fábrica, del Día del Niño, Día de la Madre, la tradicional posada de diciembre y ahí convivimos.
Creo que es mi filosofía apostarle a que las personas sean profesionales, esto hará competitiva a la empresa. Yo puedo presumir de tener trabajadores muy capaces, desde operarios, contadores, secretarias, técnicos... Y si es parte fundamental, es una inversión que se realiza a largo plazo. Sé que esto no reditúa rápidamente. Pero esto es lo que me ha mantenido. Esto es la filosofía, me gusta que a la gente le vaya bien. Creo que es lo correcto. Finalmente está entregando parte de su vida.
¿Algún comentario final que quisiera hacer?
Creo que se pueden hacer muchas cosas en La Laguna. Yo lo viví quizá cuando entré a la Cámara, traía mucha desesperación, muchas ganas por hacer algo. Al darme cuenta, que dialogando y con tantita voluntad se pudieron desarrollar consensos entre empresarios que no se habían podido hacer en mucho tiempo. El “cluster” es la alternativa que tenemos. Este trabajo se puede hacer en todos los sectores. Si nos unimos podemos lograr muchas cosas para atraer inversiones y fortalecer el regionalismo.
