Hoy, un domingo fresco y con ambiente ya de Día de Muertos, domingo para alguien muy querido en La Laguna que pasará a mejor vida, alguien que nos llenó a todos los laguneros de felicidad, dolor, pasión y nos hizo en muchas ocasiones olvidar nuestros problemas para entregarnos en cuerpo y alma a dos colores, el blanco y el verde, dichos colores ya nos distinguen a nivel nacional y me atrevo a decir que en este futuro tan prometedor, mundialmente.
Señores, ha llegado el momento de despedirnos de nuestro templo del deporte regional, que aunque está ubicado en la ciudad de Torreón, es parte de los gomezpalatinos y los lerdenses. Yo, en mi caso como gomezpalatino, me siento totalmente agrupado a todos mis hermanos laguneros, que por estos casos es donde la pasión te quita esas barreras imaginarias que existen de un estado a otro, esto es tan importante que sentiremos que perdemos a un amigo, a un hermano, a un guerrero incansable, un guerrero que nunca muere, ya que este inmueble lo tendremos siempre en nuestro corazón, ahí en la "Casa del Dolor Ajeno", donde se obtuvo el ascenso a Primera División de la mano de José Luis Rodríguez "El Puma", del "Nono" Ávalos y del "Choque" Galindo, entre otros; sí, ahí donde Jared Borgetti hacía sus anotaciones de cabeza con los hermosos centros del "Pony" Ruiz, donde La Komún salta y apoya a sus héroes, el mismo lugar donde se peleó por no descender, donde nos coronamos campeones; gracias "Capitán Furia" Tena, gracias "Sheriff" Quirarte, gracias "Travieso" Guzmán, ante Necaxa, frente a Pachuca, contra Cruz Azul, donde Plateas, Sombra y Sol no nos separan por clases sociales, donde desde niño te enseñaron tus padres a ser un fiel guerrero, y los lonches de adobada te llenaban el alma, y pedir una cerveza daba la oportunidad de carcajearte y sentir la fraternidad lagunera que nos distingue, adiós Estadio Corona, te llevaré siempre en mi corazón albiverde.
