El diseñador neoyorkino Narciso Rodríguez se distingue por su elegancia y sobriedad
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- Narciso Rodríguez, el creador neoyorquino de origen cubano, es ahora el preferido de actrices como Sarah Jessica Parker o Salma Hayek. Su estilo se ha impuesto al de Carolina Herrera, Marc Jacobs y Donna Karan.
A Narciso Rodríguez, que se distingue por la elegancia y moderna sobriedad de su estilo, le lanzó a la fama el traje de novia que diseñó para su amiga Caroline Bessette, esposa del también fallecido John Kennedy Jr.
Para este 16 de septiembre Rodríguez es uno de los diseñadores más esperados del New York Fashion Week, plataforma de moda que presentará las tendencias para la primavera de 2004.
Nació para el diseño
De su madre, costurera de profesión, aprendió su amor por la ropa, y de su tío peluquero, todo lo que tiene relación con la estética. “Nací predestinado para el diseño. En mi casa, todos hacían algo con las manos, y eso te da mucha energía”.
Nació en Nueva Jersey en 1961, creció en un barrio modesto rodeado de emigrantes españoles, cubanos, portugueses e italianos, y sólo cuando salió de ese “gueto” descubrió la verdadera América. No se considera un heredero directo del “sueño americano”. “Eso se les puede aplicar a mis padres, que dejaron Cuba en los años 50 en busca de una vida mejor sin saber una palabra de inglés. Yo soy americano y me siento muy orgulloso de mi origen cubano”.
De niño se interesó por la arquitectura, pero sus dibujos y bocetos se trasladaron a los tejidos y pieles para construir verdaderas obras de arte que se lucen en las calles de todo el mundo. Estudió la carrera de diseño.
Trabajó para Calvin Klein, hizo un desfile para Cerruti que impresionó a los presentes. Fue el director creativo de Loewe entre 1997 y 2001. Creó su propia etiqueta en 1998 y desde entonces este joven diseñador no ha parado de recibir premios, entre ellos el Designer of the Year y la Aguja de Oro, prestigioso galardón español que cada año ofrece María Rosa Salvador.
Propuesta provocativa y sutil
Contrario a disfrazar a las mujeres, el diseñador propone una moda menos provocadora y más sutil. Riguroso y depurado con cortes y trazos delicados e impecables. “Me gusta provocar, pero de una manera sutil. Las mujeres quieren sentirse bonitas, que los hombres y las amigas la miren y esa es mi manera de sentir la moda. Me encanta y disfruto vistiendo a la mujer latina porque puedo acentuar curvas sin necesidad de recurrir a las tendencias”.
Considera que la moda es un arte porque todo lo que sale del corazón o del alma tiene que ser arte. “No es un arte para colgarlo en una pared, ni para que lo vea sólo una persona en su casa o en un museo, es un arte vivo, porque lo compra y se lo pone. Pero la moda es la manera en la que cada uno se ve a sí mismo. Es un reflejo de la propia personalidad, es una proyección de la capacidad creativa de cada persona”.
A Narciso Rodríguez lo que le inspira son cosas muy sentimentales, pero sencillas y honestas. “Es bonito trasladar esos sentimientos a una prenda que alguien va a ponerse”. Para el diseñador americano lo más difícil es trabajar la sutileza, conseguir una gran expresividad con pocos medios. “Si sobre un vestido coses 500 plumas de cotorra sabes de sobra que vas a llamar la atención, pero me parece más interesante un sencillo vestido elaborado con telas exquisitas. Me gusta provocar, pero de una manera más sutil, con aberturas y escotes muy femeninos. Hay dos maneras de tomar una foto a alguien que esté desnudo. Se puede hacer poética o pornográficamente. Son diferentes maneras de mirar la misma cosa. Lo mismo ocurre en la moda”.
Rodríguez, exponente del diseño más refinado, actual y fresco que combina tradición y modernidad, declara que “la gente está cansada de tanta extravagancia, de tanto desfile fuera de la realidad. El público quiere ver ropa accesible. Me gusta vestir a la mujer latina, cuya sensualidad se adapta perfectamente a mi idea de buen gusto y modernidad. Me encanta acentuar las curvas sin necesidad de recurrir a los trucos de la moda y a las tendencias”.
Su sueño sería cambiar la forma de vestir de la gente. “Eso es más interesante que conseguir cinco páginas en una revista o presentar una mujer en cuero en una pasarela; eso no dura más de cinco minutos. Cambiar la actitud de la gente respecto al vestido es lo que han conseguido Coco Chanel, Anne Klein o Giorgio Armani cuando rompieron esquemas y vistieron a la mujer con pantalones, de corte masculino o pasearon por la ciudad el estilo sport. Alguien nos hizo cambiar de forma de vernos a nosotros mismos y eso es lo importante”.
Narciso considera que la mujer de hoy, independientemente de que sea europea, americana o asiática, “lo que quiere es sentirse bonita, joven, que los hombres la miren, que el marido la mire, que las amigas la miren. Yo no pienso en ricas, sino en clientas. También un hombre se viste para los demás”.
Cuando sale a la calle y ve a una mujer vestida con su ropa siente una gran satisfacción personal. “Me siento muy orgulloso cuando me doy cuenta de que mis diseños no se han limitado al papel, sino que han adquirido vida propia”.
