Siembran libros contra la violencia en Medellín

MEDELLÍN, COLOMBIA.-Mateo y Darwin tienen 11 años. Viven en Santo Domingo Savio, comuna que en las décadas de 1980 y 1990 era inaccesible para la policía y estaba dominada por las bandas del narcotraficante Pablo Escobar. De haber crecido en aquella época, su futuro pudo ser el de sicarios o simplemente estar muertos, pero ahora su panorama es otro: por las mañana van a la escuela y, por las tardes, son guías de turistas en su propio barrio.

Junto a la Comuna 13, Santo Domingo se distinguió por ser uno de los sectores de mayor violencia y pobreza de la Ciudad hasta que en 2004 se comenzó a construir, en medio de los caseríos, el Parque Biblioteca España, una estructura modernista que ha llevado a la comunidad no sólo un motor educativo, sino una afluencia de visitantes que en otros tiempos no hubiera sido imaginable.

Pero ¿cuál es el atractivo? Sin duda la biblioteca, refiere Carolina Esteva, profesionista colombiana que ha visitado la zona para conocer el inmueble con el cual su proyectista, Giancarlo Mazzanti, ha sido reconocido con diversos premios internacionales.

"Pero, sobre todo, vinimos a ver un poco el barrio, que, según dicen, era antes puros muertos y sangre", añade quien procede de Bogotá, una ciudad que, a diferencia de Medellín, muestra un perfil militarizado.

Día tras día, Medellín ha ido ganando terreno a la violencia con las armas de la educación, asegura Felipe Gil Barrera, Secretario de Educación de la que es capital del Estado de Antioquía.

"Nosotros llegamos a tener una tasa de homicidios de casi 385 por cada 100 mil habitantes. Hoy estamos en 40. Hubo momentos de que nuestros jóvenes se estaban matando. Esa recuperación de los barrios se ha sembrado también a través de la cultura y la construcción de estos centros".

Mientras la Ciudad iba ganado en seguridad, llegaba el Estado con proyectos educativos, generando una nueva dinámica de convivencia, señala el funcionario.

Pero el Parque Biblioteca España, que además cuenta con teatro, salas de exhibición, aulas de informática, ludoteca y zonas de esparcimiento, no es un proyecto aislado. A él se suman cuatro complejos paralelos: San Javier, La Quintana, Belén y León de Greiff, todos ubicados en zonas antes marginadas, sobre todo en las faldas de los cerros que rodean la urbe.

Proyectado por Javier Vera, el de San Javier se levanta en Comuna 13, escenario en donde se llevó a cabo en 2002 la "Operación Orión", que consistió en la entrada de militares al sector para retomar su control, librando una batalla contra las milicias de las FARC y los llamados Comandos Armados del Pueblo.

Los tres restantes, diseñados, respectivamente, por Ricardo La Rotta, Hiroshi Naito y otra vez Mazzanti, se ubican en Robledo, Belén y La Ladera, zonas que igualmente estuvieron signadas por el crimen y la violencia.

La estética modernista de los centros, sumada al morbo de asomarse a comunas antes inaccesibles, ha llamado la atención de visitantes, dando paso a actividades como las de Darwin y Mateo, quienes a cambio de unos pesos cuentan a los turistas una breve historia de las comunas hasta la llegada de las bibliotecas.

Pero los niños de las zonas, muchos de ellos miembros de familias desplazadas por la guerrilla, no son sólo guías, sino que también asoman en el interior de los complejos.

Algunos, como Pedro Brian, de 13 años, realizan allí sus tareas escolares, o a veces simplemente asisten para "matar" la tarde. Mientras tanto, los adultos aprovechan sus afluencias para reactivar la economía de los barrios a través de tienditas, papelerías o locales de alimentos.

Más que bibliotecas

"Los Parques Biblioteca no son sólo bibliotecas. Tienen un concepto mucho más amplio de encuentro ciudadano", explica Gil Barrera.

"Si vas al Parque de Belén a las 6 de la tarde, por ejemplo, además de salas de lectura encuentras un teatro donde están pasando una película. También hay sitios para conferencias y actividades como aeróbicos y deportes en la plazoleta. Hay de todo. Las comunidades se han apropiado de los espacios, y, ante eso, la misma Ciudad nos ha pedido la construcción de más parques".

A decir de Gil Barrera, en la construcción de las bibliotecas se invirtieron 35 millones de dólares, monto que a dos años y medio se duplicará cuando se inauguren otros cinco complejos.

"Ahora, por ejemplo, vamos a las comunas 8 y 9, que fueron muy conocidas por una película que se llamaba La Sierra".

Lo cierto es que la lucha contra la violencia aún no se gana, pero las primeras acciones han abierto una brecha que difícilmente abandonará la municipalidad de Medellín, asegura el funcionario.