Lo políticamente correcto es hacer un llamado a los ciudadanos a votar en las próximas elecciones. Sin embargo, en medio de una severa crisis económica y una alerta sanitaria que nos impuso la moda del cubrebocas, honestamente no me siento con ánimo para hacerlo. Menos cuando te enteras que Coahuila es líder en pérdida de empleo y la violencia no baja de intensidad.
No estoy promoviendo el abstencionismo, aunque ganas no me faltan, simplemente que a mis casi 35 años los políticos no me dicen absolutamente nada, sólo las mismas viejas promesas de siempre que hoy se escuchan más falsas que nunca.
El próximo 5 de julio en todo el país se habrán de elegir diputados federales, pero en Coahuila el domingo 18 de octubre nuevamente se abrirán las urnas, ahora para renovar las alcaldías. Es decir, que el dispendio de dinero en nuestro estado será doble. Por espacio de cinco meses veremos las caras sonrientes de todos los candidatos prometiendo salud, empleo, seguridad. No importa si el político busca ser diputado o alcalde, todos prometen lo mismo. Total, prometer no empobrece.
En mal momento llegan las elecciones para diputados, las cuales históricamente no despierten el interés de los ciudadanos, particularmente porque los legisladores son quienes gozan de la peor fama entre la población. En este contexto vale la pena citar la Encuesta Nacional Sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas realizada por la Secretaría de Gobernación, donde se indica que sólo el 4 por ciento de los mexicanos confía en los partidos políticos y únicamente uno de cada 10 cree que los diputados y senadores toman en cuenta los intereses de la población al momento de legislar.
La distancia entre los ciudadanos y los partidos cada vez es mayor, la cual ni siquiera es acortada por las patadas voladoras del Místico que nos invita a votar por el PAN, o por la niña simpática que le aconseja a Jesús Ortega cómo deben ser los políticos. Por supuesto que la actuación de Lilia Aragón como priista comprometida con el país tampoco convence, incluso la prefiero en su papel de Rosaura en María Isabel.
Insisto, cada vez que veo dichos spots en la televisión pienso más seriamente en hacer un homenaje a Anthony Downs, el autor clásico sobre la racionalidad del voto, quien afirmaba que la abstención electoral podía ser una conducta racional para un individuo.
Una de las tesis que maneja Downs es que puede haber una intención estratégica en la abstención, que es la de generar una presión social para que los partidos en conjunto rectifiquen la ruta actual. Ya que para este autor el abstencionismo puede constituirse como un fuerte indicador de rechazo, imposible de ignorar por los partidos o la opinión pública, y generar así una presión eficaz sobre los partidos mismos. Aunque en México a los políticos lo último que les interesa es vencer el abstencionismo, para ellos sólo importa conservar el poder. Obviamente tampoco les interesa mucho descifrar los mensajes que mandan los ciudadanos.
A nivel local los mensajes que mandan los candidatos sólo hacen reforzar la tesis de Downs. Por ejemplo Luis Gurza, candidato por el distrito VI, afirma que acabará con el secuestro, para esto propone -según se lee en su página Web- la creación de penales exclusivos para secuestradores "donde por principio sean sometidos a trabajos forzosos". Aquí la pregunta sería ¿de dónde van a salir los recursos para construir cárceles exclusivas para los plagiarios?, ¿acaso no sale más barato hacer eficiente el sistema judicial?, además como si el problema para acabar con el secuestro sea el de la seguridad carcelaria, debemos recordar que en México hay Penales de Alta Seguridad, los cuales no han inhibido el delito. Esto sin contar el apartado de los "trabajos forzosos", que parece un retroceso en materia de Derechos Humanos, pero con eso que ahora la moda es proponer penas más severas sin buscar soluciones integrales contra la delincuencia donde se incluya temas como la generación de empleos y la educación.
Esta carencia de ideas queda demostrada en el sitio de YouTube donde aparece un video del candidato por el V distrito, Miguel Riquelme, bajo el título de "Propuestas" donde precisamente son las que nunca aparecen. En el video que dura un minuto con 15 segundos, Riquelme sólo dice que es injusto que haya pobreza, desempleo y violencia en México, así como que el campo esté olvidado y no haya medicinas en los centros de salud, después de este profundo análisis el candidato dice que con el voto de los ciudadanos él va a cambiar esa triste realidad, obviamente nunca nos explica cómo lo va a hacer.
Por el mismo estilo están las "propuestas" de los demás candidatos de La Laguna, que más que invitar al voto, ahuyentan al electorado. Pero sin duda la joya de la corona son las propuestas de Carol Pérez, la candidata por el VI distrito del Verde Ecologista, quien en su página Web comenta que los ciudadanos estamos cansados de los malos tratos de los funcionarios, por lo que ella hace la siguiente propuesta (advertencia: las faltas de ortografía y sintaxis son cortesía de la candidata, ya que el texto está copiado de su página de Internet):
"Por ello propongo que por Ley se cree una Secretaria exclusiva para regular la función de cada uno de los organismos federales, estatales y municipales.
¿Cómo? AUDITORIAS: La auditorias a los servidores públicos deben de darse a conocer, debemos de calificar el trato a los ciudadanos, queremos saber que sucede con el campesino que viene a quejarse o a pagar, con las amas de casa, los jóvenes, personas de la tercera edad. Todos debemos ser tratados por igual, sin discriminación y sin sobornos. Que les parece Auditar a cada ayuntamiento con un concepto tan fundamental como como "Mistery shopper" o "Comprador Misterioso", las personas encargadas de las auditorias deben hacerse pasar por ciudadanos comunes y después calificar el desempeño de quien lo atendió o lo detuvo, dándole una calificación máxima y mínima al servicio, y pasando dicha calificación mediante la Secretaria a la dependencia".
Aquí la pregunta sería, entonces de qué sirve la Secretaría de la Función Pública, además de que ahora resulta que para solucionar las fallas de la burocracia hay que crear precisamente más burocracia (el concepto del "comprador misterioso" no lo critico porque me puso de buen humor).
Ante esta pobreza de propuestas la tesis de Anthony Downs cada vez se refuerza en mi cabeza y el abstencionismo racionalizado bien vale la pena ser analizado.
