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Crónica de un nocaut mortal

En el panteón Parque Memorial de Naucalpan, estado de México fueron sepultados los restos del boxeador mexiquense Daniel Aguillón, quien perdió contra la muerte, su batalla más importante. (Notimex)

En el panteón Parque Memorial de Naucalpan, estado de México fueron sepultados los restos del boxeador mexiquense Daniel Aguillón, quien perdió contra la muerte, su batalla más importante. (Notimex)

El Universal

Daniel Aguillón se pasó el miércoles en casa, con su esposa e hijos. Por la noche pelearía, así que sólo quería descanso y “gotitas de amor”, fórmula infalible para cargar energías... Estaba contento y sólo quería tranquilidad.

Salió de casa, allá en Cuautitlán Izcalli, a las 17:15 horas. Lo acompañaba su manager Carlos Casique, rumbo al Foro Scotiabank, en Polanco.

Mas el doctor Francisco Daza, quien le dio el certificado médico de aptitud para pelear, dice que ese mismo día, a las 10 de la mañana, hizo el examen al pugilista.

Según Daza, lo encontró apto y liberó la “salida médica”, en su consultorio de Ciudad Nezahualcóyotl. La realidad es que Daniel jugaba con sus hijos a 55 kilómetros y con la Ciudad de México de por medio, en Cuautitlán Izcalli.

“Él se presentó aquí el día de la pelea, el 15, para su salida médica”, dice el galeno, a cargo de la comisión médica del Estado de México. Y se le ve muy seguro. “De aquí tenía que irse a la Comisión del DF. Esa misma noche peleó. Entonces vino y lo revisamos”, asegura.

Pero Gabriel sabe bien cómo fue el último día de vida de su hermano: “Mis papás lo fueron a ver para darle la bendición; lo hacían antes de cada pelea”, recuerda quien también es boxeador, a las afueras del Gimnasio Municipal de Cuautitlán, donde Daniel Aguillón entrenaba a diario.

Gabriel corrobora la versión de la Comisión de Box del Distrito Federal: Daniel Aguillón presentó el certificado un día antes de la pelea en las oficinas que tienen en el Velódromo Olímpico. Llevaba el aval médico de la Comisión de Box del Estado de México. Ya firmado por el doctor Daza.

Pero Daza no tiene empacho en describir al detalle todas las pruebas que supuestamente hizo a Aguillón: “Le checamos la frecuencia cardiaca, la presión arterial, escuchamos sus pulmones. Después hicimos un examen de articulaciones, de hombro, de codo, de muñeca, de manos, que no haya ninguna lesión.

“Hicimos un chequeo de reflejo pupilar, checamos su temperatura, revisamos su boca, sus dientes, la consistencia de su garganta...

“Y luego le practicamos un examen neurológico: lo hicimos caminar con los ojos cerrados para ver si había alguna alteración y una prueba de coordinación. Aquí tenemos básculas, los pesamos, vimos si estaba en su peso...”.

Así que “Dani estaba muy bien, venía preparado física y mentalmente; si ganaba iba a tener un mundo maravilloso en el box”.

Las salidas médicas se venden

La Comisión de Box del Distrito Federal, sin quererlo, sembró la duda en torno al dicho de Daza. El pesaje fue el martes y Daniel ya tenía la salida médica.

¿Realmente se le extendió un certificado médico a Daniel Aguillón? En el mundo del boxeo todos saben que las salidas médicas se venden. Carlos Rosales, manager reconocido, pero que actualmente no tiene licencia, lo revela: “¿Usted quiere una salida de Tlaxcala?, órale, aquí está, firmada y todo. Las reparten como programas”.

Asegura Rosales que “todos los de Tlaxcala son de ‘a tiro por viaje’, porque a los primeros golpes se van de cabeza. Y traen records inventados. La obligación de la Comisión de Box es verificar si el récord es efectivamente lo que dicen ellos y en los programas usted lo ve”.

Una salida cuesta 500 pesos. El “conecte” llega al gimnasio antes de las peleas. Todos saben quiénes son.

La denuncia vino de adentro

El doctor Esteban Martos, miembro de la Comisión de Box del DF, afirma que hay una red de corrupción ahí. Y señala carencias en los exámenes médicos.

“Nada más les checan la presión, el pulso y la respiración. Yo tengo la precaución de ver las pupilas, pues si las traen alteradas informo que no deben salir a pelear. Pero en la provincia no. Ese doctor del Estado de México (Daza) no vio que él iba a pelear a 12 rounds, cuando había perdido en cuatro rounds hacía apenas cuatro semanas”.

¿Cómo autorizan a un boxeador que acababa de perder en cuatro rounds por un título en 12 rounds? Se pregunta Martos.

Lo explica Julio “Sombra” Zárate, el único boxeador que no pidió el anonimato para declarar: “Buscan peleas desiguales para inflar los récords de los boxeadores”.

El doctor Martos responsabiliza a la Comisión de Box del DF y a su jefe de servicios médicos, Horacio Ramírez Mercado: “El que calla, otorga”, acusa.

Argumenta que los records de los peleadores son ficticios. “Yo a lo único que me atengo es a lo que dice su tarjeta y aquí (Daniel Aguillón) vino dos veces y perdió”, dice Martos.

“Al pobre chamaco no lo descansaron nada”. Y asegura que si estaba apto era para seis u ocho rounds, no más...”.

La mentira: no tenían hospitaL

El promotor de la pelea, Ricardo Maldonado, dijo en una entrevista reciente a la revista Proceso que tenía contratados a los hospitales Metropolitano y Trinidad, en caso de emergencia. Pero es falso: la responsiva que entregó a la ComBox del DF sólo indica el segundo nosocomio.

Y en el Trinidad no había neurocirujanos, según el doctor Martos. Peor aún, el hospital más cercano al Foro Scotiabank es el de Beneficencia Española, distante sólo ocho cuadras y con las mejores instalaciones. Sólo que un día de terapia intensiva cuesta cuatro mil 300 pesos, y eso sin contar los honorarios médicos y demás gastos. Así que decidieron llevarlo a uno que está a casi 10 kilómetros, pero que sale “gratis”.

Tardaron mucho en decidir llevarlo al Hospital de Xoco. No sabían qué hacer. Con la presión, por la presencia de la prensa, testigo de cómo demoraban en el traslado, la ambulancia se movió un par de cuadras y ahí perdió otros 10 minutos, en espera de instrucciones, relata Gabriel Aguillón.

“Yo siento que el problema de Dani no fue que si era de un peso o de otro, sino que la atención fue un poquito lenta. Esperaron una hora...”, estima Daza.

La única forma de salvarlo era, quizá, que el quirófano estuviera ahí, concluye Daza.

Murió a causa de los golpes

Cuando Daniel Aguillón llegó al Hospital de Xoco, después de más de una hora de indecisión y tras atravesar la ciudad, tenía una condición muy grave. Según la escala que usan los médicos en casos como el suyo, sólo tenía ocho de los 15 puntos de un paciente sano.

El director del hospital, que pertenece al sistema de salud del Distrito Federal, Jorge Aviña, explicó que la condición del boxeador era muy grave y la causa fue la andanada de golpes que recibió a lo largo de la pelea, no los últimos dos, como han insistido en afirmar los involucrados en la organización y en la Comisión de Box. Eso explica el deterioro tan grande en el cerebro.

“No sé de box, pero yo creo que lo que le produjo el edema cerebral fue el desarrollo de la pelea, tantos golpes, no la caída”, afirma el especialista.

Y pregunta: “¿Cuántos rounds fueron?, ¿cuántos golpes recibió? Usted cuéntelos. ¿Cree que la caída va a producir este derrame?”.

Aguillón llegó a Xoco con un edema, esto es, una hinchazón generalizada del cerebro y un sangrado interno, al frente, del lado izquierdo. Tuvieron que abrirle el cráneo para darle espacio y aliviar la presión. Así tendría alguna esperanza de sobrevivir.

Cuando llegó al hospital le hicieron la única tomografía de su vida. Ya era tarde para saber si tenía alguna predisposición. Lo atendieron neurocirujanos, le hicieron estudios de laboratorio, en fin, todo lo necesario antes de pasarlo al quirófano.

Pero los médicos ya temían lo peor, que el boxeador podría presentar muerte cerebral pues no tenía reflejos en la pupila ni respondía a estímulos dolorosos. Un día después fue oficial, se diagnosticó que sufría muerte cerebral.

“Se le efectuó un estudio especializado que mostró un edema cerebral severísimo, herniación de la masa encefálica hacia dentro. El pronóstico era sombrío y se le explicó a los familiares”, informa el médico.

Tras la muerte, el lunes 20 de octubre, el boxeador fue trasladado, en los primeros minutos del 21, al Servicio Médico Forense (Semefo), ahí tardaron una hora y media en todo el trámite, desde que llegó le hicieron la autopsia y lo despacharon.

El director del Semefo, Felipe Takahashi, explicó que la causa de la muerte era “traumatismo craneoencefálico” y que sólo se concretaron a revisar lo evidente y no hicieron una autopsia exhaustiva.

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