EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Las Minas del Rey Salomón

Parte del éxito de la saga cinematográfica del personaje de Indiana Jones se halla en que supo explotar una debilidad muy humana: la que sentimos por creer que existen lugares misteriosos y desconocidos, en donde se encuentran grandes tesoros o artefactos de inmenso poder. Y si buscándolos (y encontrándolos) hay fuertes y movidas aventuras, persecuciones a toda velocidad y hermosas mujeres, pues mejor.

Y no es que falten referencias. Al contrario. La mitología popular está llena de ellas.

Así, por ejemplo, todavía hay quienes andan buscando El Dorado, el mítico lugar en las selvas de Sudamérica donde las casas estaban techadas con oro. Quién sabe cuántas expediciones, desde el siglo XVI, han sido engullidas por la jungla en pos de ese espejismo… que, para mucha gente, es real.

De la misma manera en que no han faltado quienes han desperdiciado su vida buscando la Atlántida, el supuesto continente que, según Platón, fue tragado por el océano en una sola noche.

Y no se crean: también en San Juan (bueno, por estas polvosas tierras) hace aire. Aquí en La Laguna es famosa, entre los buscadores de tesoros, la leyenda de una remesa de oro que se perdió, entre Mapimí y Durango, a fines del siglo XVIII. Y sí, hay hasta mapa del tesoro y toda la cosa. Lástima que, como suele ocurrir, falta la última pista…

Igualmente míticas habían sido, hasta hoy, las Minas del Rey Salomón, aquellas que le dieron al sabio rey de los judíos la capacidad económica para ligarse a la Reina de Saba y no tener que enfrentar huelgas de albañiles durante la construcción del Primer Templo de Jerusalén. Parece que el Día de la Santa Cruz hasta barril cervecero les ponía y organizaba unas carnes asadas, que bueno…

Ya en serio, las referencias bíblicas sobre el origen de las riquezas salomónicas son más bien escasas y ambiguas. No se dice ni en dónde ni a qué distancia se hallaban.

Pero las mentadas minas se hicieron muy populares gracias a una novela de aventuras publicada en 1885. Como suele ocurrir con estas cosas, en la imaginación popular lo que se quedó fue la ficción, y no los datos duros. Por ello, mucha gente sentirá como un chasco el anuncio hecho hace unos días por arqueólogos que trabajan en una árida zona de Jordania. Dijeron haber encontrado allí minas que coinciden en el tiempo y descripción con las del Rey Salomón. El problema es que las minas son… de cobre. Olvídense del oro y las piedras preciosas. Del mineral de cobre salían las monedas y artefactos que hicieron de Salomón tan proverbialmente rico… aunque ahora ese metal no nos parezca muy deslumbrante que digamos.

Total, que otro misterio antiguo ha quedado develado… y la realidad hace desaparecer una fuente de relatos fantásticos. ¿O no? Quizá mientras haya quien disfrute del mundo de las aventuras (en libros o películas), las Minas del Rey Salomón seguirán estando perdidas… digan lo que digan los arqueólogos.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 389989

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx