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La parte oculta del 68

Israel Rodríguez estuvo en el Museo Arocena para charlar con los laguneros acerca de la matanza de Tlaltelolco a propósito del ciclo de cine de octubre en el recinto. (Fotografía de Érick Sotomayor)

Israel Rodríguez estuvo en el Museo Arocena para charlar con los laguneros acerca de la matanza de Tlaltelolco a propósito del ciclo de cine de octubre en el recinto. (Fotografía de Érick Sotomayor)

Niria Ramos Marín El Siglo de Torreón

Israel Rodríguez profesor de la UNAM dice que aunque se abrieron archivos de la matanza de Tlatelolco la verdad está resguardada en los Archivos Militares.

Muchas cosas se han expuesto acerca del movimiento estudiantil del dos de octubre de 1968 en México, pero asegura Israel Rodríguez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM) -quien ayer ofreció una charla sobre el tema en el Museo Arocena- que no todo está dicho.

Hay una situación muy particular que pasa con el dos de octubre, dice Rodríguez y es que: “El movimiento del 68 un movimiento de cuatro meses que si bien inició con conflictos como muy particulares en las calles de la Ciudad de México, digamos que fue una chispa que prendió en un terreno que estaba seco porque las condiciones políticas, culturales y económicas del país daban para que cualquier situación como la que se dio entre estudiantes de una preparatoria y una vocacional se convirtieran en determinado momento en algo tan grande”.

Aunque aclara que este movimiento “reivindicó puntos” de gran importancia “que estaban reivindicando no sólo en México sino a lo largo de todo el mundo, principalmente en Checoslovaquia, Francia y México”.

- ¿Cada año se recuerda y sacan archivos y documentos, fotos... pero, qué es lo que no se ha

dicho de aquel dos de octubre de 1968?

“El problema es que por los sucesos parecería que el dos de octubre fue todo el movimiento del 68, porque en la década de los 70 los sucesos se fueron construyendo ya en el mito de la izquierda mexicana, a partir de la llegada del gobierno del PAN, de Vicente Fox, se abren los archivos del 68, eso es muy importante porque autores y académicos de muchas universidades empiezan a tener acceso a esos archivos que si bien ya habían sido revisados tienen muchísima información, pero muchísima de la información que estaba en el CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) no es toda la que hay acerca del 68, pues mucha está en los Archivos Militares a los cuales, por supuesto, es imposible tener acceso a ellos, entonces a partir de que salen los archivos del CISEN muchos autores han sacado cosas a la luz, pero todavía lo que pasó el dos de octubre aún está en hipótesis, es decir: si fueron los estudiantes los que dispararon primero, o si fueron francotiradores, si fue una cuestión de desorganización o si era un plan, porque los planes secretos de lo que pasó el dos de octubre en esa plaza aún no salen a la luz, por lo cual muchísimos de los hipotéticos culpables algunos ya murieron y otros siguen en libertad porque efectivamente jurídicamente todavía no hay pruebas.

-¿Qué es lo que posiblemente se oculta en el Archivo Militar con respecto al tema?

La hipótesis que a mí más me convence es que la que desarrolló Sergio Aguayo -sobre todo porque él en el Colegio de México es un experto en Seguridad Nacional- fue el primero que tuvo acceso a los Archivos del CISEN, incluso antes de que esa parte del archivo se pasara al Archivo General de la Nación, él tuvo la oportunidad de revisarlos y lo que descubre que me convence mucho es que los archivos -que ahora no se encuentran en ningún lado- son los archivos de la Dirección Federal de Seguridad, que era la policía política, la secreta y según Sergio Aguayo era una policía si bien con una mediana tradición, muy mal preparada, cuya investigación estaba muy influenciada por es paranoia comunista de la Guerra Fría en México y que veía a México como el blanco perfecto para la conspiración comunista porque México era la sede de las Olimpiadas. Entonces se empieza a crear un estado de paranoia en el sistema, y desde los altos mandos se desarrolla el plan del dos de octubre que más o menos es así: Se da la orden de que salga el ejército a cerrar la plaza, pero justo ese día en que se decide poner fin al movimiento se pide que el ejército rodee la plaza por un lado, por otro lado se crea el batallón Olimpia que traen el guate blanco y que están encargados de obstruir la salida de la gente por los edificios Chihuahua y demás lados de la plaza, y por otro lado los guardias presidenciales son instruidos para que se suban al edificio Chihuahua y que disparen contar el ejército –no contra los estudiantes- y lo que descubre Aguayo en esta investigación es que ninguno de estos elementos sabían lo que sabía el otro, es decir, los guardias no sabían que el ejército iba a responder de esa forma, el batallón Olimpia si hubiera sabido que iba a haber una matanza por supuesto que no se mete en medio de la gente, y fue una cosa maquiavélica sobre todo de Díaz Ordaz”.

-¿Qué mensaje comparte con las nuevas generaciones desde su perspectiva de profesor de

Filosofía y Letras Rodríguez?

“Hubo muchas consignas en el 68 que se fueron perdiendo en el tiempo, pero se fueron perdiendo también porque la izquierda misma las fue gastando de tanto repetirlas, pero una vez un profesor mío de la universidad me dijo: ‘Mira, mi generación abrió puertas, la tuya Israel ya no abre, sino que al contrario, ahora las cierra, ustedes son más conservadores que nosotros, parece que son más materialistas que nosotros, más superficiales... y nosotros somos los viejos’. Entonces algo que a mí me gustaría es retomar estos ideales del 68 para como decía mi profesor si no abrimos puertas pues por lo menos no cerrar las que ya se abrieron y que costaron no nada más tiempo sino también mucha sangre. Y una cosa más, ahora que se cumplen 40 años tratar de ver el 68 para no dejar morir la memoria, pero también ser críticos con esa misma memoria.

Presente en el Museo Arocena

Anoche Israel Rodríguez, profesor de la Facultada de Filosofía y Letras de la UNAM, estuvo en el auditorio del Museo Arocena para presenciar la proyección del documental El Grito, único testimonio fílmico desde el interior del movimiento estudiantil de 1968 en México. Y al terminar la cinta presentó a manera de charla sus observaciones y críticas sobre este documental y su impacto en la sociedad.

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