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Peléense las comadres…

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Bien lo dice el dicho: “Peléense las comadres, y díganse sus verdades”. Y es que no hay enemigo potencialmente más peligroso que quien ha sido compañero, camarada y vecino. Sabe todos los chismes, conoce las debilidades ocultas, y suele ser mucho más chismoso que los supuestos enemigos.

Algo así está viviendo en carne propia el camaleónico Porfirio Muñoz Ledo, quien está encontrando su Némesis entre gente del que se supone es su partido. ¿O no lo es?

Muñoz Ledo es todo un caso entre la fauna política mexicana: inició su carrera en el PRI como protegido, nada más y nada menos, que de ese gran estadista y respetado demócrata que es Luis Echeverría. Cuando los tecnócratas le jugaron cubano a los dinosaurios nominando a Salinas como candidato presidencial, Muñoz Ledo se unió a Cuauhtémoc Cárdenas en la rebelión que terminaría con su expulsión del tricolor y la creación del PRD.

En el Sol Azteca Muñoz Ledo se granjeó muchos enemigos por su carácter soberbio y prepotente. Al llegar Fox al poder, se le arrimó nada sutilmente para presentarle su cacareada y nunca vista Reforma del Estado. Con ese encargo se incorporó a la Administración foxista. Algo ha de haber hecho, porque luego fue enviado a un exilio dorado a Bruselas, como embajador ante la Unión Europea. O sea, cobró jugosos salarios y viáticos de un Gobierno federal panista.

De ahí regresó para incorporarse a las huestes de Andrés López… aunque oficialmente había sido expulsado del PRD por traidor. Mostrando que sus capacidades de adaptación son mejores que las de las cucarachas, terminó siendo nombrado coordinador del Frente Amplio Progresista, esa entelequia que ni es amplio ni mucho menos progresista. Y en tal carácter, Muñoz Ledo se aventó la puntada de lanzar el grito de batalla para ¡derrocar a Calderón! O al menos estorbarlo en todo lo posible para que no termine su sexenio. Si el país se hunde en el proceso, pues ni modo. Bonito patriota de pacotilla.

Finalmente alguien desde la izquierda decidió ponerle un alto al vociferante camaleón. El presidente provisional (¿Espurio? ¿Legítimo? ¡Quién sabe!) del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, calificó a Muñoz Ledo de fanfarrón y zacatón, por andar con esas desmesuras, y luego no ser lo suficientemente hombrecito como para reconocerlas. Por supuesto, Muñoz Ledo reviró con furia, sólo para encontrarse con que Acosta Naranjo le recordó que él nunca había cobrado en una nómina panista.

Total, un nuevo pleito en el seno de la muy fracturada izquierda mexicana. ¿Será el soplamocos de Acosta el inicio de un movimiento para aislar y segregar a los radicales, que tanto daño le hacen al PRD? ¿Será el último y desesperado control de daños antes del 2009, que se avizora como un precipicio para el PRD? Piensa mal y acertarás.

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